Los empleados prefieren quedarse en casa. Las empresas, obligadas a que vuelvan.

Por Diego Dillenberger

 

Todavía está en proceso de reglamentación -precisión de los detalles más ínfimos- pero ya se sabe que para sectores de servicios, como las PR y la creatividad, la nueva ley de teletrabajo hará estragos en Argentina. El gigante WPP, el conglomerado número uno del mundo en agencias de comunicación, reveló que apenas el 3 por ciento de sus empleados en la sede central de Londres quiere volver a trabajar en la oficina. 

El motivo: el miedo a contagiarse con el coronavirus a pesar de que ya hay autorización para volver al trabajo “presencial”. 

El CEO de WPP, Mark Read, lo reveló en una entrevista que saltó más a los medios por un pequeño papelón del hombre que lideró dos años atrás el escandaloso despido de su fundador, el legendario Sir Martin Sorrell, por presunto uso de fondos para pagar por sexo.

Ahora Read metió la pata por “discriminación etarea” afirmando despectivamente que el promedio de su staff es sub 30 y que no arrastra reminiscencias de los 80, en referencia a la época en la que Sorrell formó el conglomerado de agencias de publicidad, marketing y PR con marcas tan famosas como Burson, Cohn & Wolfe, Ogilvy PR y H+K.

También llamó la atención que las PR fueron para WPP uno de los pocos servicios del gigante que no retrocedieron en el trimestre más afectado por la pandemia y la cuarentena en el hemisferio norte. Pero el detalle de que los empleados prefieren por ahora seguir trabajando desde casa muestra cómo las agencias de PR en el mundo serán más competitivas evitando los altos costos de alquiler de oficinas, y los empleados mejorarán su calidad de vida, ahorrarán tiempo de viaje y podrán ofrecer sus servicios a consultoras de comunicación aun viviendo lejos de sus sedes.

De hecho, Edelman publicó una encuesta internacional propia  realizada en siete países en la que indica que los empleados no están confiando en que sus jefes puedan evitar de manera efectiva las infecciones con coronavirus en el lugar de trabajo. Según la consultora de PR estadounidense, solo la mitad de los empleados en la encuesta cree que las oficinas son seguras y que sus empresas les proporcionarán la debida distancia social y medidas efectivas para evitar posibles contagios.

Por eso, así como apenas el 3 por ciento de los empleados -casi jóvenes y de bajo riesgo- de WPP se sienten cómodos volviendo a la oficina, los empleadores del sector de la comunicación en Argentina se verán forzados por la ley a mantener sus costosas sedes y no elegirán, como sus rivales en todo el mundo, reducir o directamente eliminar espacios de oficina.

La ley en Argentina obliga al empleador, según el deseo del empleado, a mantenerle su espacio de trabajo en la oficina aun habiendo pactado de entrada la modalidad de teletrabajo. Así, si un consultor decidiera contratar a un empleado en el interior por teletrabajo, no solo deberá tenerlo en relación de dependencia -lo que ya agrava sustancialmente los costos laborales- sino que deberá estar preparado para alquilarle una oficina, en caso de que este se cansara del home office. La otra opción sería optar por un costoso despido. Es malo para los jóvenes PR del interior, que deberán mudarse a la capital si quieren trabajar, como siempre sucedió, pero es también malo para la competitividad de las agencias locales, que lidiarán después de la pandemia en desventaja con competidores internacionales.

De todos modos, el teletrabajo hoy es obligatorio mientras dure el ASPO (aislamiento social preventivo obligatorio) pero a los 90 de días de decretado el fin de la pandemia, los dueños de consultoras de PR deberán hacerles lugar a sus empleados.

Y ese no es el único revés para el teletrabajo de la ley argentina que hará aun menos competitivo al sector servicios, que hoy es el que más crece en el mundo: la ley es una cornucopia de costos y riesgos que encierra el teletrabajo para el empleador, de manera que incluso fomentará la eliminación incluso de teletrabajo que se hacía antes de la pandemia para evitar costos y riesgos.

Para un sector que lucha por su competitividad en un país en crisis, no es un problema menor, más aún si para entonces se repite en Argentina el resultado de la encuesta de Edelman: los empleados dudan de volver a sus oficinas aun terminado el aislamiento. 

¿El problema se solucionará con la vacuna? ¿La reglamentación final de la ley de teletrabajo limará algunas de las aristas más contrarias a la generación de empleo?