Por José María Rodríguez Saráchaga *
Así como “Chiquito” Romero tuvo su oportunidad y se convirtió en héroe para los argentinos atajando un penal, en el mundial de Brasil, desde el otro lado de la cerca, Wesley Sneijde se transformó en villano para los holandeses cuando la pelota no entró. Sucede que la vida nos pone ante situaciones en las que según como actuemos nos podemos convertir en ídolos o en un hazmerreír. En objeto de adoración o de escarnio. Eso fue lo que le sucedió a Federico Braun, presidente de la cadena de supermercados La Anónima en el Foro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) cuando Ricardo Kirschbaum le preguntó “¿Qué hace La Anónima con la inflación? Y contestó entre risas “Remarca precios todos los días”. El chiste sobre la remarcación constante quedó como suele decir Luis Juez “desubicado como Piñón Fijo en un velorio”. Literalmente se ve al presidente de un supermercado contando alegremente que remarca todos los precios a diario mientras la mitad de los argentinos está con la soga al cuello por los aumentos y literalmente llora delante de las góndolas.
El problema es que Braun nunca tomó conciencia que estaba en un evento público que iba a llegar vía “streaming” a todo el país, incluido ese 50 % de pobres. Evidentemente jamás tuvo una clase de oratoria, ni un media training en su vida y si lo tuvo le recomiendo ponerse en contacto con su abogado, siguiendo con el humor estilo Braun. Quizá el error fue de la AEA en convocar para la charla a alguien que no estuviera capacitado para defender la imagen de los empresarios argentinos y que por el contrario los dejó expuestos a todo tipo de críticas incluso de los sectores más afines.
Un error que se repite
Desde esa frase fatal en adelante, todo lo que dijo dejó de tener trascendencia, como cuando Prat Gay cuando asumió el ministerio de hacienda y en su primer discurso dijo “tenemos que cortar la grasa militante”. Aproximadamente un 0,05% de la población entendió que aludía a la expresión “cut the fat” que usan los economistas americanos para indicar que una organización debe eliminar el sobrepeso que implican los gastos improductivos de una organización; mientras que el 99,95% restante de la población lo interpretó como “hay que rajar a los grasas de los militantes” y obviamente a los cinco minutos el kirchnerismo todo salió a “twitear” en este sentido acusándolo hasta de racista. Todo por no pensar antes de hablar. Todo por no tomarse el tiempo de analizar cuáles van a ser los distintos públicos a los que va a llegar ese mensaje y cuáles van a ser las posibles reacciones de cada uno. Sí, eso es lo que uno debe hacer antes de hablar en público y si les parece demasiado trabajo vean los resultados de no hacerlo. Si aun así les parece demasiado esfuerzo contraten a alguien que lo haga por ustedes, pero por favor dejen de suicidarse en cámara porque además cuando se tiran del balcón de esa manera siempre arrastran a los demás.
Asimismo, el discurso de Braun dio pie a una reacción inmediata de Cristina (que ya en su momento había llamado a su supermercado “ladronima”) y Alberto que de aquí al 2023 van a usar este discurso para “remarcar” su teoría de que la inflación es culpa de los supermercados.
Vale una aclaración teórico conceptual. Un discurso, una presentación, una alocución, una reunión, siempre debe prepararse. Oratoria es el reino de la previa, nada debe estar librado al azar. Si esto es así en líneas generales, mucho más si uno es un líder de un sector cuestionado en una aparición con alcance nacional. Ahora, si además tu empresa ya había sido blanco de varios ataques por parte de la principal figura del pan-peronismo como es Cristina Fernandez ir sin una profunda y exhaustiva preparación es lisa y llanamente un suicidio.
“El pánico escénico y la improvisación de Braun fueron tan grandes que terminó confesando un crimen que no cometió” .
El gol en contra
El error de base que se repite en la mayoría de los empresarios argentinos es que no entienden que deben tener un rol activo y profesional en el ámbito de la comunicación. Esta falta de utilización del espacio comunicacional hace que se consolide el discurso del odio contra su sector. Cuando uno deja de comunicar ese espacio es tomado por otro. Los empresarios deberían tener una participación mucho más activa, explicar las fortunas que pagan de impuestos al borde de la confiscación, las dificultades cotidianas que implica contratar una persona en nuestro país, el asedio constante por parte del sector gobierno, sindicalistas y piqueteros que siempre quieren más y por otro lado contar su papel social, pero ante el discurso del odio instalado contra ellos toman la peor decisión: “no comunicar”, temiendo que si lo hacen la repercusión será peor. En realidad, la solución siempre pasa por comunicar bien.
El pánico escénico y la improvisación de Braun fueron tan grandes que terminó confesando un crimen que no cometió. Como en el chiste del chancho golpeado que repite soy un conejo, el presidente de La Anónima dijo, aunque sin tortura mediante, ser formador de precios cosa que en su misma exposición quedó clara que era falsa ya que para serlo deberían ser un monopolio o estar cerca de esa situación y según sus propios dichos apenas alcanzan al 30% de las ventas minoristas que se realizan en el país. Su discursó además convalida el argumento preferido del falso progresismo vernáculo y la excusa permanente del kirchnerismo para justificar la inflación, quienes ante cada nuevo índice salen a culpar a los supermercados por los aumentos que se generan en verdad por la emisión y el gasto público descontrolados.
Cómo patear el penal
Con una módica preparación, aunque más no sea un simple “Q&A training” un entrenamiento de preguntas y respuestas equivalente a una ronda de penales, podría haber aprovechado la oportunidad y contestado a la pregunta de “¿Qué hace La Anónima con la inflación?” con un contundente y empático: “la sufrimos, como la inmensa mayoría de los argentinos” y luego podría haber completado para aclarar la situación del sector; “… y el supermercadismo lo sufre más que la mayoría, porque recibimos los precios con aumento de nuestros proveedores y del otro lado tenemos precios máximos, un hostigamiento constante del gobierno que nos culpa de algo en lo que somos víctimas, vivimos con inspecciones constantes; todo eso mientras seguimos siendo uno de los sectores que mayor cantidad de empleo genera en el país y que mayor aporte hace al tesoro en materia de impuestos”. Siguiendo con la analogía de los penales, Sergio Goycochea, héroe de Italia 90 siempre cuenta que un arquero suplente muy pocas veces tiene la oportunidad de jugar en un mundial, pero que aun así se mataba en todos los entrenamientos solo por si esa remota ocasión se daba. Por eso cuando lo llamaron estaba listo, aprovechó el momento, salvó a su equipo y quedó como ídolo para siempre. Braun en cambio, sabía que iba a ser titular, sabía que le iban a dar un penal, tuvo servida la oportunidad de convertirse en héroe, pero por su falta de preparación terminó metiendo un gol en contra y se convirtió en villano.
*Especialista en oratoria y comunicación política