Carolina Cukier junto a Lucio Canievsky

Por Lucio Canievsky, Socio Co-Fundador y CEO de Moscú Agencia y Carolina Cukier, Socia Co-Fundadora de Moscú Agencia.

Quienes formamos parte de la industria de la comunicación, sabemos desde siempre que sólo sobreviven aquellos que logran adaptarse a los cambios. Como sucede en el reino animal, los más ágiles y astutos son aquellos que gobiernan y reinan. Se trata de una metáfora simple, pero real que bien puede extrapolarse al mundo corporativo.

Sucede que con el avance galopante de las nuevas tecnologías y el empoderamiento de nuevos interlocutores que marcan agenda e imponen tendencias, resulta imperioso tener la mirada puesta en lo que viene; incluso ir más allá… en aquello que vendrá luego de “lo que viene”.
Estamos hablando concretamente de lo que no sabemos qué es, ni cómo se presentará; pero que afectará el normal funcionamiento de cualquier organización.

En este sentido, prepararse responsablemente para lo venidero puede convertirse en un desafío apasionante. El primer gran paso es entender que algo sucederá y que debemos hoy tomar decisiones por aquello que tan pronto llegue, se convertirá en pasado. El primer gran reto: ayudar a las compañías a animarse a elegir caminos disruptivos. ¿La clave? Entender que los jóvenes son una pieza fundamental.

Indudablemente los roles cambiaron y aggiornarse es imprescindible. Esto no quiere decir que la experiencia y conocimiento acumulado no sirva más, sino por el contrario: es ese conocimiento, el que permitirá llevar al frente una lectura estratégica de las necesidades concretas de quienes hoy dominan las conversaciones donde las marcas quieren y deben tener presencia: las plataformas digitales.

Las compañías que lograron anticiparse en los últimos tiempos al auge de las nuevas plataformas digitales, son las que hoy están encontrando oportunidades de destaque y construyendo ecosistemas fructíferos en los que logran convivir con los nuevos consumidores. Las que no supieron ver que esto inevitablemente iba a suceder, están pagando las consecuencias.

En nuestro rol de asesores en comunicación integral, debemos y tenemos la obligación de evangelizar a nuestros clientes para que la innovación sea moneda corriente; y estén dispuestos y convencidos de la importancia de tomar “ciertos riesgos”, entendiendo que las reglas del juego han cambiado. Las conversaciones hoy transcurren en otros espacios, los temas que convocan a los consumidores ya no son los mismos que hace apenas unos pocos años atrás. Estar a la altura de las necesidades de los consumidores es condición sine qua non para que nos sigan eligiendo.

Tal es la revolución, que debemos encontrar nuevos puntos de encuentro y nuevas formas de hacer las cosas. La nueva regla de oro en el mundo corporativo marca la agenda de quienes toman las decisiones importantes; y su deber es generar un involucramiento tan profundo dentro de las corporaciones, que no haya otra posibilidad más que pensar en el futuro como el nuevo presente.

Frente a este nuevo panorama, las tendencias en comunicación giran en torno a la necesidad de fomentar la creación de ecosistemas y comunidades en las plataformas digitales. El desafío incluye desde la digitalización de los procesos, hasta la creación de contenido especialmente diseñado por y para los consumidores que anidan en estos espacios; sin obviar lo referido a cuestiones más duras como el software y hardware necesario para ser parte de este nuevo mundo.

Como guardianes de la reputación de nuestros clientes, debemos fomentar el entendimiento del “fenómeno plataformas digitales” y ayudarlos a entender el impacto real de esta nueva tendencia que sacude fuerte en el mundo entero. ¿Cómo? Impulsando una mirada más holística de la comunicación que sepa decodificar lo que las nuevas generaciones quieren y bajándolo en un plan de comunicación estratégico que parta desde un claim creativo y que sea lo suficientemente eficiente para promover el call to action que buscamos, la experiencia con la marca y la
conversión; entre otras tantas.

Anticiparse. De eso se trata. Leer lo que sucede e imaginar, con sustento en el análisis lo de acontecido y de las tendencias a nivel global, lo que podrá pasar. Tomar decisiones, aun cuando esto genere vértigo, entendiendo que no hacerlo es más riesgoso. Amamos lo que hacemos, y sabemos cómo acompañar a nuestros clientes en el arduo camino de la transformación. Estar preparados para lo que viene forma parte de nuestro ADN. Abrazamos los desafíos y celebramos que por fin haya llegado el momento de hacer la diferencia.