Queda en la memoria que los argentinos prefieren olvidar: como la marcha multitudinaria para aplaudir a los militares que “reconquistaron” las islas Malvinas en 1982, las masivas protestas ecologistas contra “las pasteras” que estallaron en 2005 fueron un verdadero papelón colectivo del que fueron protagonistas los dirigentes políticos argentinos y una sociedad dispuesta a creer cualquier cosa.
Los activistas, impulsados por el gobierno provincial de Entre Ríos de Jorge Busti, la municipalidad de Gualeguaychú y gobierno nacional de Néstor Kirchner, cortaron el puente binacional sobre el río Uruguay durante tres años, generando una crisis diplomática gravísima con la hermana república del Uruguay.
Finalmente, ninguno de los postulados apocalípticos y sin base científica que gritaban los activistas se cumplió: la papelera, hoy rebautizada UPM, funciona desde hace más de una década sin agravar la contaminación del agua, el aire y la tierra que de por sí ya proviene de Gualeguaychú, la capital mundial “antipasteras”.
Por eso la memoria colectiva prefiere olvidar ese papelón “ecologista”, y los petroleros que se disponen a explotar los yacimientos de petróleo y gas de Vaca Muerta parece que están aprendiendo esa lección: la comunicación adecuada y en el momento oportuno puede evitar crisis.
La lección de Botnia es que las empresas deben contribuir a llevar la comunicación a un plano más racional, porque la irracionalidad de los activistas en muchos casos puede mucho más y suena más creíble que la comunicación de las empresas: la industria papelera que se iba a desarrollar originalmente en Argentina se fue a Uruguay, y en varias provincias no se desarrollaron importantes proyectos mineros por el activismo ecologista.
El hombre que comunicó solitariamente para la finlandesa Botnia en la crisis de las pasteras es Aldo Leporati, hoy contratado por la suizo-norteamericana Phoenix Global Resources, compradora de la petrolera local El Trébol.
Leporati enfrenta ahora un incipiente brote de “ambientalismo” irracional en la cuenca del gigantesco yacimiento de gas y petróleo no convencional de Vaca Muerta que llega al sur de la provincia de Mendoza. A diferencia de Neuquén, donde se encuentra la mayor parte del megayacimiento, Mendoza es una provincia con tradición ecologista: la minería en la cordillera está prácticamente prohibida, desde San Rafael se desarrolló un movimiento furibundo contra la extracción de uranio, y ahora le toca el turno al “fracking” o técnica de fractura hidráulica, indispensable para extraer gas y petróleo en ese yacimiento de petróleo y gas no convencionales.
De hecho, la visión de que el principal producto de Mendoza es el vino es inexacta, porque el principal producto de esa provincia hoy es petróleo y gas.
Detrás del activismo ecologista están los mismos abogados que fogonearon el activismo contra Botnia desde Entre Ríos con consignas irracionales, como que la papelera generaría lluvia ácida sobre la provincia. La lluvia ácida, por ejemplo, no puede existir en la industria de pasta celulósica porque no está presente el azufre, como sí lo está en la industria siderúrgica, presente en la Argentina, no en Uruguay.
Uno de estos abogados es, justamente, el entrerriano Daniel Taillant, esposo de la hoy procesada ex secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, nombrada en el cargo con el único objetivo de frenar la instalación de Botnia en Uruguay. El otro abogado ecologista es Enrique Viale.
El ambientalismo lanzó una serie de audios de whatsapp en los que una joven habla de una suerte de “plan de exterminio” de la población con una serie de afirmaciones que la industria califica de absurdas y fácilmente rebatibles, como que el fracking provoca terremotos y contaminación del agua.
“Lo más curioso es que el municipio más activo contra el fracking es el de General Alvear, que justamente está fuera de la zona de fracking”, explica Leporati, desde su consultora, la filial argentina de la norteamericana Porter Novelli. “La diferencia con el caso de Botnia, en el que los activistas eran apoyados y financiados por los gobiernos municipales, provinciales y nacional, en el caso de la explotación en Mendoza está el aval de los gobiernos de nación y provincia e incluso los municipios en los que se desarrolla la actividad, como el de Malargüe.
“La idea es esclarecer a la población con información adecuada de entrada”, explica Leporati, que recibe el apoyo del IAPG, el Instituto Argentino de Petróleo y Gas, que tiene como dircom al experimentado Martín Kaindl.
Según las petroleras, a los activistas no se los puede catalogar de ecologistas, sino “antisistema”, una categoría de activista de izquierda que busca derrotar al sistema capitalista impidiéndole diversas formas de producción con la máscara del ecologismo.
La misión del IAPG, desde hace dos semanas, es la de brindarles información a los medios también en Mendoza, ya que la actividad de PR del IAPG alrededor del fracking estaba focalizada en la provincia de Neuquén, que abarca el grueso de la formación geológica de Vaca Muerta.
Fernando Halperin está a cargo de coordinar el plan de comunicación para No Convencionales. El activismo se excitó en la zona cuyana luego de que El Trébol iniciara la perforación de un pozo sin adecuada comunicación previa, antes de la llegada de Leporati. “Ahora vamos a cualquier reunión que nos pidan las autoridades, colegios o instituciones locales con material para explicar. Tenemos todo listo”, explica Kaindl.
“La incorporación de Aldo Leporati es una excelente noticia, y si lo hubiesen sumado desde el año pasado, cuando iniciaron las actividades, probablemente nos hubiésemos ahorrado algún dolor de cabeza”, explica.
El dircom de la entidad petrolera agrega que la industria del petróleo fue mejorando mucho su calidad de comunicación en los últimos años, pero advierte que “no siempre dentro de las empresas entienden el valor de la comunicación. Excepto las que tienen negocio de downstream (venta al público de combustibles) son empresas industriales que fueron entendiendo con el tiempo que necesitan licencia social para poder operar”, dice y muestra cómo el trabajo de comunicación del IAPG y la misma industria logró grandes avances en comunicación en la provincia de Neuquén.
Una de las herramientas para contrarrestar las campañas de desinformación de los activistas en las redes sociales es el Twitter del IAPG.
“Si se compara lo que se escribía en los medios sobre el fracking en Vaca Muerta hasta 2012 y cómo se está entendiendo mejor ahora, se ve que el trabajo de comunicación del IAPG hizo su contribución”, explica Kaindl.