Escribe Marina E. Giménez *
Muchas y variadas son las reflexiones acerca de cómo el COVID-19 – esa inesperada pandemia que rompió todos nuestros esquemas mentales – afecta la economía, el trabajo, el consumo, la educación, la política, el cumplimiento de la justicia y el ejercicio de las normas.
Pero, ¿qué envuelve a todas estas estructuras?
Del latín commūnicō, commūnicāre COMUNICAR significa compartir, conectar, hacer común, contagiar y, además, proviene de commūnis que refiere a común, público general. Hoy más que nunca ése compartir y poner en común, llegando a un público masivo, se lleva a cabo con mayor frecuencia, con muchas más voces, por una multiplicidad de canales y con un sinnúmero de mensajes.
Nos es esencialmente indispensable el mantenernos informados, atentos, conociendo a cada instante los últimos datos del impacto del COVID-19; pero, también, tenemos la vital necesidad de decir y compartir sintiéndonos escuchados.
En medio de la pandemia los mercados financieros se hundieron, mientras que la acción de Zoom subió casi 140% en lo que va del año. La demanda por comunicación a distancia se ve reflejada en este dato, pero se refuerza con muchos otros.
En Argentina llevamos ya cinco conferencias de nuestro Presidente a nivel nacional, un alto número de empresas locales han enviado gacetillas en las que anunciaban acciones vinculadas al COVID-19; Twitter explota de hashtags #Covid #Covid19 #Coronavirus; lo mismo ocurre en Facebook y en LinkedIn, la red más corporativa. Potenciando a las anteriores y con una llegada más popular, se encuentra Whatsapp, canal en el que nos agrupamos, compartimos noticias, expresamos nuestras dudas y angustias y también nos informamos. En este último, los conceptos protagonistas son: cuarentena, COVID, coronavirus, COVID-19.
En paralelo, la Organización Mundial de la Salud se refiere a la infodemia del COVID-19 como la epidemia de circulación a través de internet y de los medios de comunicación de información falsa. Pero, de cara al escenario antes plasmado, ¿es la infomedia sólo una cuestión de los medios de comunicación?
En este contexto, cada ciudadano que habita el país y el mundo se convierte en un potente comunicador por lo que la responsabilidad de transmitir sólo información confiable recae en cada uno de nosotros. Por consiguiente, así como usamos el barbijo cada vez que salimos de nuestro hogar, siendo conscientes de nuestro rol en la prevención del contagio, utilicemos los barbijos de la reflexión, la precaución y la verificación de información antes de comunicar.
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