Obviamente
que el networking (cultivar relaciones sociales y profesionales), como en todo
club, es parte del privilegio de “pertenecer” al Rotary y un elemento que lo
hace a la vez atractivo, pero también misterioso.

Su
logro histórico más reconocido es haber contribuido significativamente a
erradicar la poliomielitis en casi todo el mundo, y trabaja hoy por llevar a
todos los rincones el agua potable. La lucha por la paz y contra el
analfabetismo y por la educación están hoy en su foco central.

Sin
embargo, algunos rotarios argentinos consideran que llegó el momento de elevar
el perfil y lograr mayor reconocimiento social, sobre todo en líderes de
opinión y, particularmente, entre empresas y potenciales sponsors de sus
actividades benéficas. Resultado de ese nuevo convencimiento es que uno de los
“clubes” eligió al consultor Eduardo D’Alessio como su nuevo presidente. El
consultor de PR y encuestador dirige desde la semana pasada el Club Río de la
Plata, fundado originalmente por inmigrantes alemanes y que sesiona en la sede
del Club Alemán de Buenos Aires. Su elección, por un año, coincide con el de la
nueva gobernadora del distrito más importante del Rotary en Argentina (Capital
y Gran Buenos Aires), María Teresa Neira, con 45 clubes en la zona
metropolitana.

D’Alessio,
que tradicionalmente encuesta para el think tank empresario IDEA y buena parte
del sistema financiero, ya lanzó un sondeo para conocer el grado de
conocimiento del Rotary en público general y líderes de opinión que sirva de
base para desarrollar una estrategia de comunicación. “Se trata de mejorar el
grado de conocimiento sobre lo que hacemos, conseguir más aspirantes y que se
nos acerquen potenciales sponsors empresarios de nuestras actividades”, explica
el consultor de PR y rotario que quiere que se difunda mejor qué hace esa
sociedad “discreta” a la que solo se puede acceder por invitación.

El
Rotary es la más antigua de las asociaciones de clubes benéficos nacidos en
Estados Unidos y repartidos por el mundo. Otras legiones conocidas son el
Lion’s Club o los kiwanis. Fundado en 1905 por Paul Harris en Evanston,
Illinois, se autocalifican como aconfesionales y abiertos a todas las razas.
Desde los 80 sumaron a las mujeres, por eso no es raro que el distrito de
Buenos Aires esté comandado por una abogada.

El
consultor D’Alessio (66), economista con estudios incompletos de ingeniería, es
una rara avis que con solo cinco años de permanencia logra presidir su club.

Los
rotarios, si bien al inicio del nazismo fueron tolerados en Alemania, luego de
que expulsaran a sus miembros judíos, finalmente terminaron prohibiendo al
Rotary, como sucedió en casi todas las dictaduras fascistas y comunistas, en
parte por su origen norteamericano, pero también por creencias falsas de que
estaban vinculados a la masonería. Si bien sus fundadores tenían ese origen, la
vinculación no es más que un mito. Aunque sus ceremonias están llenas de ritos,
protocolos y banderas, son más bien producto de una tradición con más de un
siglo de antigüedad.

La
encuesta de D’Alessio apunta ahora a medir cuál es el grado de información o
desinformación sobre el Rotary.

Por
el contrario, D’Alessio recuerda que entre los rotarios vivos y muertos famosos
se cuentan personalidades como el organista y filántropo Albert Schweitzer, Walt
Disney, el inventor Thomas Alba Edison, el escritor alemán Thomas Mann, la
cantante Beyoncé, el ex presidente norteamericano John Kennedy, Margaret
Thatcher o el ex presidente francés Sarkozy.

La
misión de la estrategia que desarrollará D’Alessio para los rotarios, además de
mejorar el prestigio del Rotary, es que las grandes empresas incluyan al Rotary
y su fundación en sus planes de RSE y actividades filantrópicas.