Para la comunicación de las empresas argentinas, el barómetro de confianza de la consultora Edelman tiene este año un mensaje: no están tan mal ante la opinión pública, especialmente si se las compara con el gobierno.
La Argentina previsiblemente resultó el peor país de los 27 que estudió el Trust Barometer de la consultora de PR en esta edición en cuanto a confianza en el gobierno: con 22 por ciento, los argentinos se llevan la medalla de oro en la desconfianza, seguidos por Sudáfrica, con 26 y Colombia, con 32.
No sorprende que los argentinos también se lleven “medalla de oro” en desconfianza en su Banco Central, con 32 por ciento, seguido de Rusia, con 40: la Argentina es un país que virtualmente no tiene moneda propia, por lo tanto, si partimos de la base que le rol de la entidad dirigida por Miguel Pesce es cuidar el valor de la moneda, un país con más de 50 por ciento de inflación anual difícilmente pueda confiar en su Banco Central o su gobierno.
Otro indicador de la desconfianza es la “brecha” entre el dólar “oficial”, de poco más de 100 pesos, que ya no está disponible en el Banco Central, y el “blue” o “contado con liqui”, que es el dólar realmente disponible en el mercado argentino y supera ampliamente el 100 por ciento.
Pero, en comparación, en la confianza en sus empresas, los argentinos están en un término medio de 56 por ciento: mejor incluso que en países capitalistas con empresas exitosas, como Estados Unidos, Alemania, Corea del Sur o Gran Bretaña.
La brecha entre la confianza en el gobierno y en sus empresas es en la Argentina de las más grandes del mundo, con más de 154 por ciento de “brecha”: calculada del mismo modo que el dólar “blue”, se puede decir que la brecha de confianza argentina es la más alta del mundo.
En comparación, la brecha del vecino Brasil, con empresas mucho más grandes e influyentes, es de 88 por ciento a favor de las empresas, mientras que de las empresas estadounidenses, de 26 por ciento.
En el caso de Alemania, el país de marcas como Mercedes, Volkswagen o Siemens es de apenas 2 por ciento a favor de sus empresas en comparación con el gobierno.
En el Trust Barometer de Edelman calculan el “gap” o brecha de forma simple, como diferencia en puntos porcentuales, y el ganador es Sudáfrica, con 37 puntos y una “brecha” de más de 200 por ciento. Según el cálculo de diferencia en puntos porcentuales, el “gap” argentino es de 34.
Sin embargo, los empresarios hacen silencio y no aprovechan su enorme ventaja en índice de confianza en cuanto a los ataques del gobierno al modelo en el que deberían ser las protagonistas y muy rara vez se pronuncian sobre la forma en la que el gobierno de Alberto Fernández está conduciendo la economía argentina.