“Confunden gordura con hinchazón”, un viejo dicho criollo del que los argentinos conocen bien el significado: los balances de las empresas, medidos en pesos, desde hace décadas muestran fuertes crecimientos ficticios por la inflación crónica que afecta al país.
Para entender cuánto es el crecimiento real de las empresas, hay que aplicar fórmulas matemáticas para deflacionar los valores y así entender mejor la performance. Más sencillo: traducir la facturación a dólares, que es la “verdadera” moneda de los argentinos.
Pues ahora tiene casi todo el mundo el mismo problema que padece la Argentina desde hace más de dos décadas: se estima que, mitad por la guerra, mitad por la consecuencia de la fuerte emisión monetaria de la pandemia, la inflación en Estados Unidos y la zona euro este año podría llegar a 10 por ciento.
El primer trimestre fue particularmente fuerte el salto inflacionario, y ahora los grandes grupos de comunicación que dieron a conocer sus balances marearon al periodismo del primer mundo, desacostumbrado al fenómeno inflacionario: así, el gigante WPP anotó un crecimiento en el primer trimestre contra el mismo período del año anterior de 8,1 por ciento. Y el dueño de agencias como H+K, BCW y Ogilvy fue el que “menos” creció. Interpublic, dueño de marcas como Weber Shandwick, Golin y Powell Tate, creció 9,8 por ciento. Y la agencia orientada en comunicaciones financieras FTI reportó en su informe bursátil trimestral 15,6 por ciento.
A todo esto, la economía estadounidense se contrajo en ese período 1,4 por ciento en términos reales.
Probablemente haya que esperar al año próximo para entender cuánta inflación real habrá en Estados Unidos y cuánto del crecimiento impresionante de las agencias de PR es sólo “nominal” y cuánto es el real. Lo cierto es que los medios en ese país se van a tener que acostumbrar a buscar una forma más sólida de contabilizar “crecimiento” para informar a lectores tan desacostumbrados al fenómeno inflacionario como ellos mismos.