“Si quieren que los argentinos tengan mejor imagen del capitalismo, los empresarios tienen que participar en la conversación”. Es una de docenas de respuestas anónimas de una encuesta de este servicio a profesionales de comunicación que sondeaba qué opinan y recomiendan los expertos a los empresarios, a los que ahora ya todo el gobierno acusa de tener la culpa de la inflación en Argentina.
La semana pasada en el gobierno se rompió el último dique de contención a la absurda costumbre del kirchnerismo de emitir billetes alocadamente, fomentar paritarias indexadas, subir los impuestos permanentemente y después salir a culpar a las empresas por la inflación que generan sus políticas económicas. El “dique de contención” era el ministro de Economía, Martín Guzmán, que, obviamente, sabe que es una mentira y -hasta ahora- rechazaba avalar esa tesis ridícula.
Sin embargo, la semana pasada el ministro se “disciplinó” y, de cara a las elecciones legislativas, se sumó al coro del resto del gobierno acusando a los empresarios por una inflación que en Argentina ya se está “estabilizando” arriba del 50 por ciento anual: una de las más altas del mundo y, sin duda, la inflación crónica más antigua, que está por cumplir dos décadas.
Por empezar lo más sorprendente es que dentro de la propia base de profesionales del sector, compuesta por más de 700 expertos argentinos, el 21 por ciento sostiene que “hay empresarios formadores de precios y tienen la culpa de la inflación”.
Más allá de que se trate de profesionales de comunicación, en casi la totalidad de ellos se trata de personas con estudios terciarios. Esto habla más claro que ninguna encuesta que el gobierno kirchnerista, con todos sus errores, no solo ha logrado convencer a semianalfabetos del conurbano que no tiene la culpa de la inflación. Si un quinto de estos profesionales universitarios “compra” ese discurso, habla mucho del fracaso de la comunicación del empresariado argentino.
La inteligencia comunicacional del gobierno falla en muchos casos, pero no en el relato de la inflación. Los controles de precios, precios máximos y, muy especialmente el genial programa “Precios Cuidados” sirven para desplazar la culpa de la inflación de la política económica y monetaria del gobierno a “los perversos empresarios formadores de precios”.
Los precios de los productos en los acuerdos del programa Precios Cuidados aumentaron desde su invención, hace poco más de siete años por el anterior gobierno de Cristina Kirchner, más de seis veces. Obviamente no estaban para cuidar a los precios, sino para escenificar un señalamiento simbólico ante la sociedad: “los empresarios aumentan los precios, nosotros te cuidamos”, era el mensaje implícito.
Los empresarios agacharon la cabeza e hicieron silencio. Ni siquiera lograron que el anterior gobierno de Mauricio Macri, supuestamente más proempresario, transparentara el truco y lanzara una verdadera política antiinflacionaria.
Ahora el 55 por ciento de los expertos en comunicación sostienen que tienen que salir a comunicar junto con sus cámaras y gremios empresarios. A estos se suma un 35 por ciento que cree que solo deben comunicar sus cámaras, y apenas el 6 por ciento cree que deben hacer silencio -como ahora- y dejar que se encargue la oposición del tema. Algo que la oposición, a todas luces, no está haciendo.
Para el 57 por ciento el ejemplo del campo, que salió recientemente con una emotiva campaña publicitaria por primera vez en la historia, podría ser un ejemplo a seguir.