“Quedate tranquila, no te voy a garchar”. Esta impresentable afirmación pertenece a Ariel Cohen Sabban, el ahora renunciado presidente de la DAIA, máximo órgano de representación política de la colectividad judía en Argentina, según la actriz Esmeralda Mitre. La frase tuvo un inédito nivel de repercusión en medios y redes sociales que se puede comprobar con una simple búsqueda en Google.
Un episodio que empezó como un supuesto “aleccionamiento” sobre la magnitud del Holocausto luego de una desafortunada afirmación de la actriz minimizando el número de víctimas, terminó en un escándalo sexual de enormes proporciones y una grave crisis institucional y de imagen para la entidad judía.
La nueva conducción de la DAIA decidió cambiar a Verbo, la consultora de PR de Mariela Ivanier que habitualmente contrataba y que accionó en el inicio de la crisis, por MPR, de Orlando Molaro. Mariela Ivanier aclara que renunció a la cuenta de la DAIA. Según fuentes cercanas a esa entidad judía, Molaro estaría proponiendo a la DAIA entrar en un “modo crisis” mucho más enérgico para superar la estrategia inicial de bajo perfil y negacionismo de la denuncia. Esa táctica provocó un agravamiento de la crisis mediática y debilitó la posición del vicepresidente que asumió oficialmente el sillón que dejó vacante Cohen Sabban, Alberto Indij. Al nuevo presidente una parte de la interna de la comunidad judía lo sindica ahora como “heredero” o directamente encubridor de Cohen con amplia cobertura de esa acusación en los medios.
Según la denuncia de Esmeralda Mitre, Cohen Sabban se habría propasado en la propia casa de la aristócrata heredera de los fundadores del diario La Nación toqueteándola y simultáneamente diciéndole la famosa guarangada que luego fue fuente de innumerables memes y chistes en las redes sociales que circularon durante días.
El funcionario judío estaba en la casa de la actriz en una suerte de misión oficial “de castigo” -de por sí poco entendible- por las desafortunadas declaraciones de Mitre sobre la cantidad de víctimas del Holocausto.
No bien la actriz denunció el ataque sexual del funcionario comunitario judío, con el patrocinio del prestigioso abogado Ricardo Gil Lavedra, inmediatamente se le sumaron otras mujeres famosas denunciando similares intentos de acoso por parte del comerciante textil devenido en jefe político de la colectividad judía argentina. Además se conocieron supuestas maniobras de evasión, contrabando y tráfico de influencia por parte de Cohen Sabban, según una nota del diario Clarín que está afectando la imagen de toda la comisión directiva de la entidad: habría importado containers desde la DAIA con fines humanitarios, amparándose en una excepción del código aduanero, pero que en realidad habrían contenido telas para el negocio de Cohen: liso y llano contrabando.
Finalmente, Cohen Sabban envió una carta personal de disculpas a la actriz, que dio por terminado el asunto, lo que contribuyó a una primera distensión.
“Es un tanto exagerado, pero esta podría ser la peor crisis de imagen de la colectividad judía argentina desde la Zwi Migdal”, dijo en off the record un muy ofuscado miembro de la comisión directiva de la DAIA recordando a una organización mafiosa de judíos polacos que operaba en Argentina desde el siglo XIX hasta los años 30 del siglo pasado. Las actividades de trata de personas y explotación de esta organización mafiosa le generaron muy mala imagen a la colectividad en momentos en los que arreciaba el antisemitismo en buena parte del mundo.
Cabe destacar que la denuncia de Esmeralda Mitre sigue con la versión de que Cohen Sabban le habría exigido en reparación por sus probablemente ignorantes declaraciones minimizando el Holocausto hacer un enorme gasto para financiar un delirante viaje de una docena de estudiantes a Alemania para interiorizarse sobre los campos de concentración.
En medios periodísticos se especulaba con que la absurda exigencia de reparación monetaria podría haber sido una suerte de pretexto para intercambiar el perdón de ese oneroso gasto a cambio de sexo.
La fuente citada cercana a la DAIA explicó que algunos miembros de la entidad sugieren que debiera renunciar toda la cúpula directiva, ya que no alcanzaría con la dimisión de Cohen Sabban para reparar la imagen de la entidad. Pero este miembro sostiene que hay otra corriente de opinión en el convulsionado directorio de la DAIA que sugiere ir incluso más allá y romper el silencio en el que se sumió la organización ante los medios luego de comunicar la renuncia de Cohen Sabban. “Hay que pasar a invertir el relato y pedirles disculpas a las mujeres antes acusadas de antisemitismo y declaraciones inaceptables sobre el Holocausto”, recomienda y anticipa que MPR habría sido contratada en lugar de Verbo por coincidir con esa visión.
“Después de todo, Cohen Sabban intentó propasarse con la Mitre en el marco de una misión oficial en nombre de la DAIA, que al fin y al cabo es la representación política de la comunidad judía argentina”, dijo la fuente con visible enojo. “Y hoy los delitos sexuales, aunque no se hubiera llegado a consumar ninguna violación, son vistos por la sociedad occidental como ofensas muy graves. La DAIA no debería responder ante semejante crisis de imagen con perfil bajo”.
La fuente sugiere que si la DAIA no pasa a la ofensiva comunicacional para reparar las ofensas de Cohen Sabban, colocándose del lado de las víctimas, el daño a la imagen de la entidad sería mayúsculo.
Por eso la agencia MPR (Molaro, Peralta Ramos) habría propuesto un plan de acción de comunicación de crisis en esa línea, mucho más activo que el de Verbo, ya que parte de la base de que hoy las denuncias de delitos sexuales -o sus meros intentos- no solo son considerados gravísimos, sino que se invierte la carga de la prueba ante la opinión pública: las denuncias se toman como ciertas. Así, un primer intento del reemplazante de Sabban de poner en duda los dichos de Mitre agravaron aún más la crisis.
La fuente revela que Molaro, además de dotar a la DAIA de herramientas clásicas de comunicación de crisis y media training, habría propuesto recuperar la confianza de los medios y la opinión pública con una ofensiva de transparencia, además del reconocimiento del error y el consabido pedido de disculpas.
MPR también ofreció una estrategia para recuperar la confianza en la vapuleada institución, así como trabajar sobre el mejoramiento del acceso de la mujer en la institución judía.
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