Los CEOs de Amazon, Netflix, y las principales empresas de los Estados Unidos firmaron una solicitada publicada en el Wall Street Journal y el New York Times, entre otras publicaciones reclamando el derecho al voto y en contra de legislaciones de algunos estados, particularmente Georgia, que buscaban limitar el acceso al voto de algunos segmentos sociales marginados.
En total más de 300 empresas, CEOS y otros ejecutivos firmaron la proclama. También se sumaron magnates inversores, como Larry Fink, del fondo BlackRock, tenedor de bonos argentinos, o Warren Buffett.
La iniciativa estuvo financiada por la CEO de Citigroup, Jane Fraser y el ex CEO de American Express, Kenneth Chenault. En total cientos de CEOs estadounidenses estamparon su firma, y de esa manera le pusieron coto a algunos líderes republicanos que pretendían con nuevas leyes en algunos otros estados gobernados por ellos mismos hacer más difícil el acceso a los padrones electorales a ciertas minorías que, probablemente, no votarían por ellos.
No se quedaron en la publicación de su firma en el documento, sino que además prometen revisar sus estrategias de donativos de campaña y hasta reconsiderar sus inversiones en los estados que restrinjan el acceso a los padrones electorales.
En países del tercer mundo, como la Argentina, a los gobiernos se les ocurren permanentemente ideas para inclinar las elecciones a su favor. Un ejemplo reciente ínfimo es la anulación de un decreto del anterior gobierno de Mauricio Macri por parte del actual gobierno de Alberto Fernández que permitía a los argentinos residentes en el exterior -que son cada vez más- votar por correo si viven lejos de un consulado. El gobernante peronismo calcula que la gran mayoría de esos emigrantes le votarían en contra.
En este caso se trata de algunos cientos de miles de votos, y es probablemente un número similar lo que pretendía anular un proyecto de ley en el estado de Georgia que podía dificultar el acceso al padrón electoral de un número similar de votantes probables de los rivales demócratas.
La iniciativa es, de algún modo, otra señal de que, después del polémico mandato de Donald Trump, los empresarios norteamericanos siguen alejándose de su partido “natural” y tradicional: los republicanos.
En Estados Unidos los propios estados regulan los padrones y la forma de votar aun a nivel nacional.
Pero asuntos electorales o que tienen que ver con las libertades, los derechos y el respeto a las instituciones, en países como la Argentina hay todos los días.
Es más: todos los días aparecen medidas y acciones del gobierno que alejan toda posibilidad de que los empresarios inviertan, produzcan, contraten y contribuyan a desarrollar al país. Y tampoco se unen para hacer nada.
Recientemente una iniciativa de hijos de grandes empresarios con arraigo nacional armaron un grupo de Whatsapp para pensar iniciativas para defender en la opinión pública las nociones básicas de capitalismo y libre mercado ante el avance de una corriente de pensamiento profundamente estatista y antiempresaria que está generando fuga de empresas y ahuyentando cualquier iniciativa privada.
Todo quedó en la nada.
¿Este ejemplo de las principales empresas de Estados Unidos podría servir como modelo de “Responsabilidad Social Empresaria” en un país que se desbarranca como Argentina?
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