Alemania es el modelo de país por lejos que los argentinos eligen como ideal, según una encuesta reciente de la agencia Solmoirago. Alemania desplazó para los argentinos a Suecia, a Estados Unidos, Australia o Japón. Para el 15 por ciento, el país “top of mind” es el que hasta enero gobernaba Angela Merkel.
La elección no es casual, más allá de que otros argentinos, más realistas, creen que mejor modelo imitable es el de la vecina Uruguay, que lograron estabilidad política y económica y razonable crecimiento siendo mucho más parecidos a los argentinos que Alemania.
La ex primer ministra demócrata cristiana Angela Merkel, una profesora de física oriunda de Alemania comunista, tuvo mucho que ver con eso.
“Merkel tuvo una repercusión mundial muy importante y eso tiene que ver con la marca país Alemania”, dice Peter Behrens, consultor de comunicación política y empresaria en Alemania. “Nadie nace genio, y Merkel ni siquiera tiene una personalidad carismática, no tiene una personalidad extrovertida. No es alguien que tuviera gran conexión con el público”.
En contraste con la ex presidenta argentina y actual vice y “mujer fuerte” de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, el vestuario de Merkel, que fue la mujer más poderosa del planeta, es extremadamente austero y formal, y en las fotos se la ve constantemente repitiendo atuendos. De la actual vicepresidenta no se puede encontrar un vestido repetido en ninguna aparición pública y su ropa siempre es de las mejores y más exclusivas marcas.
Behrens, conocedor de America latina como pocos, lorecuerda que Merkel tuvo alguna vez una tarea de prensa en su partido en Alemania oriental pero no se dedicó mucho más al tema comunicación.
Behrens dice que Merkel logró pasar de un “patito feo” al “cisne” que fue después cuando ella públicamente se separó de su “padrino político”, el anterior primer ministro Helmuth Kohl cuando luego de un escándalo en su partido se abrió del ex canciller. “Merkel adoptó un estilo muy sobrio y seco, pero muy claro y auténtico, subrayando esa sobriedad”, explica.
“En su actuación se vislumbra una especie de brújula moral”, explica Behrens y recuerda cómo se comportó con los inmigrantes que tanta controversia generaron en Alemania.
“Esa marca de sobriedad no existió siempre, ella la fue construyendo”.
Behrens también explica que Merkel se vio beneficiada por una suerte de “viento de cola” no solo económico y que estuvo acompañado para ella de una serie de eventos muy contrastantes con el estilo austero y calmo de Merkel.
“No veo que el nuevo gobierno tenga una visión clara, pero si creo que manejan bien la operación de comunicación, lo que no significa que logren instalar una marca propia
“Hay que contrastar el estilo Merkel, sosegado y racional, poco estridente con otros líderes políticos, como Donald Trump”, compara y reflexiona que ella era líder mundial en un momento de gran inestabilidad, como la era del Brexit, los desórdenes del final de Trump y la pandemia.
Para Behrens ahora Alemania tiene el desafío de que el nuevo gobierno de Olaf Scholz mantenga el valor de la marca país. Explica que el eslogan de la gestión Scholz es “aventurarse al progreso”. “Pero Scholz no se diferencia tanto de la sobriedad de Merkel, ni tampoco es un gran carismático como para percibirlo tan diferente y aventurado”.
“Veremos si la nueva marca de la gestión Scholz es coherente”.