La puesta fue muy cuidada, los actos musicales fueron impecables, las velas que encendió el presidente y unos niños se parecieron a las velas que encendió la respetada primera ministra alemana Angela Merkel. El discurso del presidente Alberto Fernández fue moderado, emotivo e inclusivo. El acto -al que no asistió la vicepresidenta Kirchner, una figura que genera mucha división social- contó con la presencia de gobernadores opositores, como el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Todo impecable, pero los expertos en comunicación en una encuesta de este servicio sostienen que prácticamente fue una suerte de “tiro por la culata”.
Participaron 83 de una base de profesionales de más de 700 y sostuvieron en un 68 por ciento que el acto “no logró transmitir un mensaje emotivo”, contra 20 por ciento que cree que sí.
Pero la opinión más dura es que en un 76 por ciento, los comunicadores profesionales creen que puede ser considerado un “acto oportunista para anticiparse a las críticas” que llegarán indefectiblemente y se recordarán cuando se llegue a los 100 mil muertos.
El 19 por ciento cree que el acto “estuvo bien hecho, pero no trascenderá la grieta política” en la que los propios aprueban todo, y los opositores, desaprueban. Apenas el 5 por ciento lo vio como una medida inteligente para anticiparse al hito mediático de los cien mil muertos.
También es mayoritaria la opinión de los comunicadores que no tendría el homenaje un beneficio electoral para los próximos comicios leigslativos en Argentina. Por el contrario, el 28 por ciento cree que incluso será contraproducente.
Aquí algunas de las opiniones de los encuestados, entre las que está la de Roberto Vilariño, profesor de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), que fue muy crítico con el Presidente y su forma de comunicar pero elogió la oportunidad del acto:
“ Nuestro Presidente es muy errático en sus declaraciones, las cuales se focalizan siempre en un sólo público y en el corto plazo. Con ello, el primer mandatario omite un principio básico de nuestros tiempos (cuando le hablo a un público llego a todos los públicos); a su vez, las mismas son excesivamente tácticas (se concentran demasiado en el el el presente) despreciando el aspecto estratégico (e el futuro se pueden volver en contra como ya sucedió en varias oportunidades). Dicho esto, el homenaje de hoy me pareció super oportuno. Corresponde que un Presidente homenajee a sus muertos. Lo hizo y punto. Más allá de cuestiones electorales recuperó la iniciativa que tuvo al principio de la epidemia. Es sólo un gesto, es verdad, pero es mucho mejor que todo lo que vimos en los últimos meses.
Otros encuestados fueron más críticos:
“Todo fue orientado a deslindar la responsabilidad del gobierno por las muertes: el mensaje, la puesta en escena, la selección musical. De pronto parecían 90.000 muertos por un huracán o alguna catástrofe natural”, dijo un encuestado.
Otro fue más duro aún: “Otro acto de oportunismo de un gobierno que no logra manejar una situación tan delicada por ineficiencia, ideología y corrupción”.