Massa y una comunicación de pragmatismo y sentido común

El ex presidente Mauricio Macri se convirtió en el primer mandatario no peronista en la Argentina en 80 años en completar su mandato. Pero no consiguió su reelección. Ahora Sergio Massa, flamante “superministro” de Economía nombrado en momentos en que el gobierno del presidente Alberto Fernández tambaleaba frente a una corrida cambiaria, tiene el gran desafío: ser como Macri, y lograr la módica meta de que el gobierno complete los 17 meses de mandato que le quedan, o coronarse potencial presidenciable para 2023.

Un sondeo del programa La Hora de Maquiavelo entre encuestadores, consultores políticos y gerentes de Asuntos Públicos y analistas políticos indica que los expertos creen en un 70 por ciento que “Massa le garantiza al gobierno llegar con menos sobresaltos a diciembre de 2023”. El fracaso de la gestión de Alberto Fernández, la renuncia del deslucido ministro de Economía Martín Guzmán y el breve y calamitoso paso por Economía de Silvina Batakis colocaron al gobierno kirchnerista al borde del abismo.

En el sondeo periódico de ese programa sobre comunicación política que se emite por el canal Metro los domingos a las 23, los expertos elevaban semana a semana su percepción de riesgo de adelantamiento de elecciones, de un 20 por ciento (entre alto, muy alto y medio) a mediados de junio, a casi 60 por ciento un mes más tarde. La última medición, el 2 de agosto, redujo ese riesgo dos puntos: con el guiño de la “mujer fuerte” Cristina Kirchner, el gobierno, ya a punto de desbarrancarse en el abismo, dio un paso atrás con la incorporación del ex presidente de la Cámara de Diputados como virtual factotum del débil gobierno de Alberto Fernández. 

No es nuevo que Sergio Massa trabaja como pocos políticos su comunicación, y, según su equipo de PR, su meta sería transmitir pragmatismo y sentido común, contra un gobierno catalogado por los mercados como dogmático y adolescente de toda comprensión de cómo funciona la economía. 

En los primeros anuncios de medidas no generó expectativas de resolver el mayor problema de la Argentina: un estado gigantesco y un sistema económico muy poco atractivo para las inversiones y la generación de empleo y que en un mediano plazo logre acabar con su inflación crónica. Pero sí dejó en claro una postura bastante más “market friendly” dando a entender que comprende que la solución al desastre económico argentino está en el sector privado y no en más estatismo y controles, como hasta ahora.

El equipo de comunicación que Massa lleva al Palacio de Hacienda es el mismo que lo acompañó en la presidencia de la Cámara de Diputados y le viene forjando la imagen de “ejecutivo”, pragmático y “pro mercado” desde que era intendente de Tigre. Liderará el team de PR Santiago García Vázquez. Esta vez no será de la partida su eterno “mastermind” en la relación con los medios, Claudio Ambrosini, que tiene desde el arranque del gobierno kirchnerista un cargo clave: preside el ENACOM, la agencia que regula las telecomunicaciones y los medios electrónicos. No puede tener mejor interlocutor con los grandes medios que Ambrosini en ese cargo en estos momentos.

Ambrosini, al igual que Massa, es reconocido en los medios como un RR.PP. político de “estilo occidental”, en contraposición a muchos “talibanes” de la comunicación kirchnerista, como la “portavoz” Gabriela Cerruti. La ex periodista designada vocera presidencial, por su parte, bajó radicalmente su perfil con la llegada de Massa que convirtió a su jefe, el Presidente, en virtualmente un cargo formal.  Cerruti, a diferencia del estilo comunicacional del Massismo, se había convertido en una fuente de discordia entre el gobierno y los medios.

Cerca de Massa aseguran que, como el nuevo ministro no es economista, dependerá en muchos casos para la comunicación de su ministerio de abrirle el juego a su equipo de secretarios de Comercio, Industria y Hacienda, que a su vez desembarcan con sus propios jefes de prensa.

Massa cuenta con el asesoramiento del “Durán Barba peronista”, el consultor catalán Antoni Rubi, y un equipo de encuestadores entre los que se destaca el “clásico” del peronismo, Hugo Haime, que fue el que mejor acertó la rotunda derrota del ex presidente Mauricio Macri en las primarias de 2019 por más de 15 puntos.