Agencias de publicidad y PR, acusadas de “vender humo y espejitos” para defender petroleras

Ya lo había sufrido Edelman, la consultora de PR más grande del mundo, y ahora les toca a los grandes holdings de comunicación, como WPP, IPG, Omnicom o Publicis, sentir el aliento en la nuca de Clean Creatives, una combativa ONG ambientalista que apunta contra agencias de publicidad y PR con cuentas de empresas que operan en el negocio de los combustibles fósiles. 

Los ambientalistas que persiguen a las agencias de publicidad y PR que defienden a las empresas petroleras fueron señaladas en el informe “Humo y Espejos: los peligros de promover combustibles fósiles”, que acusa a la industria de la comunicación literalmente de “vender humo” a favor de estas empresas.

Recientemente, Edelman debió lidiar con críticas de Clean Creatives por su trabajo para las petroleras Shell y Exxon. La salida que encontró el CEO Richard Edelman fue poner a 20 cuentas en revisión de su nivel de sustentabilidad ambiental.

El informe sobre los supuestos “vendehumo” revela que hay en la justicia 1.400 expedientes de empresas de comunicación y el trabajo que hacen para sus clientes y que hay un aumento en la variedad de nuevas demandas en 2020 sobre los cinco años previos. 

La mayoría se tramitan en cortes de Estados Unidos, aunque habría demandas judiciales en 39 países.

El director de Clean Creatives, Duncan Meisel, acusó a los holdings de comunicación de “contribuir a desinformar sobre el peligro de los combustibles fósiles”.

Pero los ataques no solo son legales, y no es para menos: Meisel es un publicitario que sabe que puede dañar más a las agencias y consultoras afectando su reputación que yendo contra ellas solo en la justicia.

Esa organización recientemente publicó una carta abierta a Edelman firmada por un centenar de influencers en la que objetaba a la consultora por contribuir, mediante su asesoramiento, a obstruir soluciones y acciones de gobierno contra las emisiones de los combustibles fósiles.

Como reacción, Richard Edelman había convocado en noviembre a una gran conferencia virtual con miles de empleados en todo el mundo para anunciar que había iniciado ese proceso de revisión de 60 días de sus clientes para asegurarse de que trabajen de manera ambientalmente sustentable.

Otro antecedente se produjo en 2019: luego de objeciones de algunos de sus propios directivos, Edelman dejó de trabajar para una cuenta conflictiva, el GEO Group, que gestiona cárceles para el gobierno de Estados Unidos y administraba un cuestionado centro de detención de inmigrantes ilegales en la frontera con México.

En Edelman informaron ahora que, luego de esta revisión, encontraron clientes que no tenían ni siquiera posición tomada sobre el Acuerdo de París y que cont noaban con ejecutivos con muy poca comprensión sobre el tema.

De todos modos, las grandes petroleras no se están quedando de brazos cruzados y están empezando a preocuparse por sus balances de sustentabilidad para mejorar su reputación vendiendo a terceros operaciones y pozos considerados contaminantes para efectivamente “limpiar” sus reportes de sustentabilidad. 

Esta “lavada de manos” facilitará la tarea de los grandes grupos de comunicación y a la vez abrirá nuevos negocios: los compradores -marcas menos conocidas por el público- necesitarán, llegado el momento, asesoramiento comunicacional al tomar la posta de la contaminación.

Según informó recientemente el New York Times, los ambientalistas están ahora poniendo la mira en esas ventas, que se espera que superen un volumen de 100 mil millones de dólares en un esfuerzo de las grandes marcas de petróleo para mejorar sus balances ambientales.

Las críticas apuntan a que los compradores de esas operaciones tienen una comunicación menos transparente sobre cuánto contaminan. 

Solamente en los últimos cuatro años se registraron 3.000 ventas de pozos de grandes petroleras a actores menos escrutados por los medios, pero que “limpian” la reputación de los grandes players. El problema: no anulan el riesgo para el cambio climático.

¿Será ese el destino de las agencias de PR y comunicación? ¿Buscarán asociarse con consultoras menos expuestas para traspasarles a ellos sus cuentas más conflictivas?