Daniel.Chirom:.sensible poeta.y.pragmático.PR

Por Diego Dillenberger.-

Quienes lo conocieron no olvidarán nunca la mirada de Daniel Chirom: sus ojos azules profundos y su ceño casi siempre fruncido daban la sensación de una cierta preocupación, incomodidad o quizás tristeza. Ayer, lunes, el gerente de Relaciones Públicas de Visa Argentina, falleció dejando en el ambiente de la comunicación empresaria argentina una sensación de hondo dolor. Pocos profesionales de la comunicación gozaban de tanto cariño como de respeto por sus pares.
Con Chirom, que falleció a los 55 años, luego de pelear durante casi dos años contra el cáncer, no solo desapareció uno de los profesionales más destacados de la comunicación institucional de la Argentina. Chirom se recibió de abogado, fue periodista antes de meterse como uno de los pioneros en el mundo de las PR, pero, en realidad, bien en el fondo de su corazón, era más poeta que RR.PP., periodista o abogado.
Las crónicas y los blogs de poesía en Internet reaccionaron inmediatamente ante su fallecimiento recordando sus poesías y haciendo referencias cuando mucho al pasar de su actuación como profesional de PR. Para ellos no había desaparecido uno de los RR.PP. más emblemáticos, experimentados, sabios y experimentados del mercado argentino, sino un poeta galardonado.
Brevísima enumeración: el poeta y profesor Juan Manuel Marcos realizó una antología sobre su obra que fue publicada en la Universidad de Louisiana. Chirom editó durante 12 años la revista de poesía El Jabalí y un programa radial sobre poesía con ese nombre, así como numerosos libros de poesía. En la lista de obras, una de las más citadas es una investigación sobre el rockero Charly García y una Nueva Antología de la Poesía Argentina. La lista sigue con antologías sobre poetas como Walt Whitman y media docena de libros de poemas propios.
Su orgullo estaba ahí, en sus logros como poeta, con hechos tales como haber sido el único poeta del Cono Sur invitado al prestigioso Festival de Poesía Internacional de Trois-Rivieres, Québec, en 2006, donde leyó sus poemas, traducidos al francés, frente a miles de fanáticos de todo el mundo.
Sin embargo, detrás o al lado de ese poeta, había un profesional de la comunicación tan creativo como sagaz y pragmático.
La carrera periodística la inició en Clarín, donde coordinó la primera versión de la revista dominical. Enseguida dio el paso definitivo a las PR como jefe de prensa del Banco Ciudad. Desde entonces nunca dejó la comunicación para el sector financiero: de Argencard pasó a Visa a mediados de los 90, y solo interrumpió su trabajo para la tarjeta cuando fue convocado por el ministro de Economía de la Alianza, José Luis Machinea. Luego de su tormentoso paso por esa polémica gestión económica regresó a Visa, empresa que no solo toleró siempre, sino que fomentó su actividad paralela como poeta y literato. Los lazos inevitablemente crispados con muchos periodistas luego de ese paso agitado por la función pública pudieron ser recompuestos gracias a su paciencia, calidez y sabiduría. La empresa también acompañó a Daniel a lo largo de su enfermedad.
Queda como referente del área Patricio Lessa, proveniente de la consultora Baraldo Comunicación, quien fue entrenado por el propio Chirom.
Daniel también deja una exitosa cátedra de Planificación de la Comunicación en el Master de Comunicación Institucional de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), que ya lleva su nombre y está hoy a cargo de su ex colega y amigo Andrés Alcaraz. Daniel fue también miembro del Consejo Editorial de la Revista Imagen, a la que apoyó desde su nacimiento.
Chirom, además de su esposa, deja a dos hijos adolescentes, pero ya mayores de edad. Su madre, Perla, también murió de cáncer, y esa muerte, cuando él era muy joven, lo marcó. En uno de los blogs, fans de la poesía de Chirom publican este poema a su madre. Un hallazgo que merece ser compartido:

Miras en el espejo la sombra vana de una máscara,
ésa que fue tu rostro y ahora es sólo un ojo despierto.
El viento cantó,
las campanas anochecieron
y hoy tiendes la mano hacia un fantasma
que fue tu madre, Perla,
un nombre perdido entre otros nombres.

No fue tuya, no fue de nadie,
las palabras que te dijo no existieron
pero sí sus voces, los atardeceres
y esa manía que aún posees
de mirar el vacío y ver un cielo.
Siempre estuviste solo,
nunca besaste sus labios,
nadie te abandonó en la tierra.