Por Diego Dillenberger
El Whatsapp de los dircom y consultores argentinos ardió en los últimos días de comentarios horrorizados por la crisis y mala gestión de la comunicación de Los Pumas, aunque también sobre la permanente doble vara moral en la ya casi insalvable “grieta” política argentina.
Vale la pena recordar que, antes que comunicación de crisis, las instituciones necesitan managers de issues con cada vez más urgencia.
Veamos:
El equipo nacional de Rugby, luego de tocar el cielo con las manos y derrotar a los neozelandeses de los All Blacks en Australia, el eterno mejor equipo del mundo, sufrieron una gravísima crisis reputacional: justamente cuando debían volver a enfrentarse a los neozelandeses, quedaron en evidencia de no haber ni siquiera pensado algún homenaje de compromiso para el ídolo popular mundial Diego Maradona, que había fallecido horas atrás.
Los All Blacks los pusieron en evidencia -involuntariamente- ejecutando el bien planificado y ceremonioso gesto de colocar en medio de la cancha una camiseta, negra como la de los kiwis, pero con el 10 y el nombre de Maradona.
Los compatriotas del futbolista muerto, en cambio, no habían preparado nada para ofrecer a la TV mundial, ávida de gestos emocionantes y lacrimógenos, mientras en su país se llevaba a cabo el tumultuoso velorio del “Diez” en su propio país. Hasta el presidente francés le dedicó un poema al “Diez”: una falta grave de issues management y análisis de riesgo que denota la ausencia de un profesional de comunicación y asuntos públicos que pudiera prever las repercusiones negativas de la ausencia de homenaje.
Claro, algunos lo llaman “simple sentido común”.
Pero luego pasó lo peor: militantes oficialistas argentinos buscaron venganza de los rugbiers (un deporte sin arraigo en los típicos votantes kirchneristas y en Argentina tildado de “cheto”) y se pusieron a hurgar minuciosamente en las redes sociales de los principales jugadores.
Encontraron los ya tristemente célebres tweets racistas y xenófobos, particularmente del capitán, Pablo Matera, y otros dos jugadores.
Listo: para la prensa y los trolls oficialistas era suficiente para condenar a Los Pumas después del duro contraste entre ignorar al “ídolo popular” kirchnerista, peronista, chavista y simpatizante de la dictadura de Bielorrusia.
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