Por Gabriel Foglia (*)
Cientos de estímulos – noticias, entretenimiento, aplicaciones, juegos y las situaciones de la vida misma – pelean por obtener un activo que es cada vez más escaso: la atención consciente. Es que la atención se ha transformado en un bien escaso y, por lo tanto, muy valioso. Dado que el tiempo de las personas es limitado -y su capacidad para recibir información, aún más- hay ciertos fenómenos que se repiten.
Los desarrollos sobre economía de la atención existen desde la década de 1970, pero los avances en el campo de la neurociencia, las redes sociales y la masificación de los teléfonos celulares han generado una tormenta perfecta que imperceptiblemente afecta a millones de personas. En Silicon Valley, donde varios ejecutivos han comenzado a limitar su tiempo online, acuñaron un término para describir la situación: atención continuamente parcial (prestar atención a muchas cosas en simultáneo sin estar realmente comprometido con nada).
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