Hace dos semanas la Organización Mundial de Salud declaró el fin de la pandemia de coronavirus, pero los consultores de PR y Asuntos Públicos le tomaron el gusto a trabajar en forma remota y ahorrarse muchos metros cuadrados de oficina. También sus colaboradores reclaman más trabajo remoto: un sondeo de este servicio al sector de la consultoría en PR indica que apenas el 36 por ciento de un panel de 60 consultores mantiene hoy oficinas del mismo tamaño que antes de la pandemia: el resto se achicó o las eliminó directamente.
Fue necesario en su momento, por la pandemia y el aislamiento. Pero ahora empezaron a escucharse más voces que advierten que el trabajo remoto afecta a la productividad.
Mientras tanto, además de que casi un tercio la eliminó directamente, y más de un cuarto declara mantener oficinas, pero más chicas en superficie que antes del coronavirus, sólo hubo un encuestado que declaró que durante la pandemia achicó sus oficinas y ahora las volvió a ampliar.
Poco más de un tercio dice que mantiene la misma superficie de oficina que antes.
Hoy incluso el 15 por ciento dice que mantiene su trabajo con los colaboradores y clientes totalmente remoto, y el abrumador 80 por ciento volvió solo parcialmente a la presencialidad. Menos del 7 por ciento declaró que volvió totalmente al trabajo presencial, como antes de la pandemia.
Del otro lado de la balanza están los colaboradores que, según los dueños de las agencias, prefieren trabajo remoto o por lo menos un mix: la mayoría prefiere un mezcla remoto/presencial, mientras que un tercio quiere más trabajo remoto que el que ya tiene. El 8 por ciento fluctúa entre las opciones.
Pero en algo están todos de acuerdo: los empleados y colaboradores prácticamente no quieren volver más al trabajo totalmente presencial.
Hasta ahora eso parecía ser “puro sentido común”, porque la mayoría le tomó el “gustito” a no tener que viajar en el tráfico y a poder manejar sus tiempos con mayor flexibilidad: a acomodar mejor el trabajo con la vida privada. Incluso muchas agencias empezaron a descubrir los beneficios de ahorrar alquiler.
A todo esto, la muy restrictiva “ley de teletrabajo” que desde la pandemia, en la Argentina pone en los empleadores más obligaciones y compensaciones para colaboradores remotos, parecía no asustarlos ni hacerlos cambiar de opinión.
Pero lo que muchos consultores se están empezando a preguntar después de tres años de trabajo remoto es si -después de todo- no tendrá razón el CEO de ChatGPT de que tanto trabajo a distancia es un error porque atenta contra la productividad. Sam Altman volvió a las tapas de los diarios cuando dijo que recomendaba a todo Silicon Valley volver a las oficinas, porque “el trabajo remoto atenta contra la productividad”.
Parece que los consultores argentinos de PR le están dando la razón: uno de cada cinco que respondió que eliminó oficinas está de acuerdo o parcialmente de acuerdo con el diagnóstico de Altman: el trabajo remoto atenta contra la productividad. Y, más alarmante aún: la mayoría de los que declararon haber vuelto solo parcialmente a la presencialidad o que directamente siguen trabajando totalmente en modo remoto, están total o parcialmente de acuerdo con la afirmación de Altman de que el trabajo remoto es tóxico para la productividad: lo están experimentando en carne propia, pero los costos o las exigencias del mercado laboral le impiden seguir la recomendación del CEO de ChatGPT de que todos vuelvan a las oficinas.
En total, poco más de un tercio de los consultores encuestados no está de acuerdo con la afirmación del CEO de ChatGPT, mientras que dos tercios acuerdan que, en mayor o menor medida, el trabajo remoto hace peligrar la productividad, como sostiene el gurú de Silicon Valley.
Los consultores fueron lapidarios: “El trabajo remoto disminuye la disciplina y la interacción laboral y genera nuevos escenarios en la relación empleado-empleador, a veces en tono de conflicto. Es curioso que generaciones anteriores hacían lo imposible para no llevar el trabajo a casa y hoy la tendencia al trabajo remoto se toma como una panacea. El trabajo presencial mantiene más activos los sentidos de responsabilidad y eficiencia, además de una mejor organización de los tiempos de trabajo, de ocio y de descanso. Y la interacción humana enriquece y motiva. La relación directa entre seres humanos es irreemplazable”, dijo un consultor.
Otros destacan que el problema mayor del trabajo remoto es la capacitación de nuevos talentos: “La virtualidad afecta más a los jóvenes, porque pierden los espacios para aprender de los más seniors, participando de brainstormings, cursos, trabajo en equipo, charlas de pasillo, que en forma presencial es más fácil hacerlo antes que tener que hacer un Zoom para cada cosa”, explicó otro.
Un tercer encuestado matizó: “La productividad depende del tipo de tarea y de la personalidad. Hay personas que pueden manejarse solas y otras no. Estamos hablando siempre de consultores senior, los junior necesitan un entorno de aprendizaje y todo remoto no siempre funciona (más allá de que les resulte cómodo)”.
Otro consultor dio un tip de cómo sobrevivir al “síndrome del CEO de ChatGPT” de que el trabajo remoto no atente contra la productividad: “La pandemia nos enseñó que se pueden llevar a cabo trabajos en forma remota.. Pero tiene que ser controlado y mantener reportes diarios, ya que el trabajo de consultoría es más productivo presencial. Se pueden enviar informes y hacer llamados pero nadie puede decir que una reunión presencial contra una virtual tiene los mismos resultados”.