El mexicano Didac Sánchez, creador de Eliminalia y autor de un nuevo “furor” en las PR

De pronto, los medios de comunicación pusieron a una consultora de PR digital en el centro de la escena: la española Eliminalia.  “Le garantizamos resultados, nos dedicamos a borrar su pasado por completo, porque usted también tiene derecho al olvido”. Un claim oficial impactante y con el que no muchos pueden competir.

Un consorcio internacional de periodistas, Forbidden Stories, sacó a la luz las prácticas de Eliminalia. En la Argentina llegó a los titulares porque un financista argentino-israelí estilo “Ponzi”, Diego Marynberg, resultó uno de los clientes más lucrativos de la agencia, a la que habría pagado fees de casi medio millón de dólares para borrar su turbio pasado en la web.

Eliminalia se jacta de eliminar los vínculos que pueda mostrar el buscador Google.

¿Pero es posible replicar el know how de Eliminalia en todas partes?

Uno de los trucos es aplicar el “derecho al olvido” en el marco de la regulación europea de Internet. Europa es algo más laxa que Estados Unidos, por ejemplo: si se prueba que una publicación afecta la reputación de una persona no pública, eventualmente se puede obtener la “bajada” del link o el contenido. 

¿Se podría apelar en la Argentina el derecho al olvido? “En la Argentina la utilidad del derecho al olvido es relativo y limitado”, explica Carlos Laplacette, abogado constitucionalista especialista en derecho de medios. El joven abogado recuerda el reciente caso de Natalia de Negri, ex “mediática” y escandalosa del tristemente célebre caso Coppola que hoy lleva una vida seria de conductora televisiva en Miami. 

“El caso es emblemático y demuestra los límites del derecho al olvido”, explica. El abogado recuerda que no pudieron eliminar todos los links a algunas de sus apariciones escandalosas, pero sí -apelando al derecho de autor- lograron dar de baja una canción que cantaba ella misma con un conjunto musical sobre el escándalo que la tuvo como protagonista de muy joven.

Uno de los trucos a los que apela Eliminalia, con dispar efectividad, es, justamente, el derecho de autor. Funciona así: fraguan la fecha de una nota en una página supuestamente periodística inventada para tales fines con la misma información copiada que publica el medio, y su presunto “autor” reclama que la bajen por infringir copyright.

Es difícil que el truco funcione contra un medio importante con abogados para defenderlo, y otro experto, Gastón Coppari, de la consultora Raixen, especializada en asesorar en su presencia web a medios de comunicación, sostiene que es imposible manipular notas de los medios sin acceso al publicador o CMS. 

De esa forma el experto en Internet desmiente a quienes sostienen que Eliminalia y otros “piratas” de la reputación están en condiciones de eliminar notas enteras de portales de medios de primera línea sin necesidad de acceder al CMS ni accionar legalmente ni extorsionar al medio con el engaño del copyright falsificado.

Pero los periodistas que investiguen y crean necesario asegurar sus datos contra el truco del copyright fraguado deberán poner los datos de sus notas recién publicadas en Google y otros buscadores a modo de prueba de que la información es realmente original y a prueba de denuncias falsificadas de derecho de autor.