Junio fue a nivel mundial el mes del orgullo gay, o ahora LGTBIQ+ y para los comunicadores corporativos dejó una lección: el tema en la Argentina está sumamente politizado desde que el altamente impopular gobierno de Alberto Fernández lo usa como bandera, y, justo para el arranque del “mes del orgullo”, el opositor gobierno de la Ciudad de Buenos Aires literalmente prohibió la geringosa “inclusiva” en las aulas de las escuelas proteñas.
Una encuesta de este servicio a integrantes del sector PR y Asuntos Públicos, respondida por 73 profesionales da cuenta de que el tema diversidad sexual en la Argentina es “un debate que se politizó demasiado como para que las empresas imiten a USA y se metan con eso”: dos tercios coinciden con esa visión.
En el país del norte, las mayores corporaciones adoptaron alguna postura conmemorativa del mes del orgullo, incluso varias lanzaron sus logos corporativos intervenidos con el arcoiris que representa a la comunidad de diversidad sexual.
Pero a pesar de la aprehensión de los profesionales con tomar el tema en un país en el que el gobierno lo politizó al máximo, también la mayoría sostiene las empresas deben hacer caso omiso a esa absurda politización y que las corporaciones deben “participar activamente en el debate con acciones por la diversidad sexual”. Dos tercios sostienen que las empresas deben tomar partido a favor de la diversidad sexual, contra un tercio de desacuerdo.
De hecho, una mayoría de los encuestados, 73 de una base de profesionales de unos 700 participantes, sostiene que en sus organizaciones ya hay “alguna política activa con respecto a la diversidad sexual.
Y las empresas argentinas, según un estudio regional de la consultora LLYC (ex Llorente & Cuenca), están entre las que más hablaron sobre diversidad en este reciente mes del orgullo. El estudio de la consultora de origen español indica también el grueso de las menciones se concentran en el mes del orgullo, y un dato interesante: “las menciones en Twitter de marcas o empresas son impulsadas por comentarios de CEOs.
El estudio de la consultora fundada por José Antonio Llorente apunta principalmente a presentar recomendaciones a las empresas para que eviten el “pinkwashing”, que es la versión gay del tan hipórcita “greenwashing”, difundido en la comunicación corporativa de marcas.