Escribe Esteban Bicarelli, CEO de BL Asuntos Públicos
En este triste paradigma de los tiempos que nos afecta de forma impensada inesperada pero quizá vaticinada maldita pandemia, los tiempos y las reuniones paradójicamente y extrañamente se caracterizan por la eficiencia en una mayor medida en su modo virtual, los políticos tienen una mayor predisposición, porque cuentan con más tiempo, aunque quizá también la necesidad del contacto exterior podría poner también su cuota de interés. Pero esto será así siempre y cuando coincida con sus prioridades, por lo que se torna clave para un combo viable y efectivo establecer o fijar la información precisa de las agendas de trabajo con los decisores, aquellos que puedan coincidir con determinada tendencia regulatoria o posicionamiento antes diversos sectores productivos, clave para un acercamiento poco conflictivo desde intereses comunes. Y quiénes son ante ellos terceros confiables e influyentes, sin subestimar y menos perder de vista a los oponentes.
Hoy cuando las urgencias de la pandemia quitan espacio en las agendas de prioridades a iniciativas positivas, que tradicionalmente los decisores están ávidos de impulsar para ganar visibilidad en el marco de su juego político interno y externo, se abren mayores oportunidades para la proactividad del sector privado en acercar posiciones o propuestas de agendas positivas y amigables para el público general. El desafío es poder enmarcar los intereses particulares que puedan impactar en sus negocios sobre una agenda política que agudiza su mirada de forma o impacto más general frente a lo sectorial.
En un marco donde la gestión de la pandemia y sus efectos sigue siendo central, es clave reconocer lo que los actores sienten sobre lo urgente y lo importante, por lo que en el tradicional mapeo de actores hoy es imprescindible sumar un horizonte temporal graduando el corto y mediano plazo, para poder así ordenar las movidas siguientes y posteriores en el tablero estratégico de intereses.
De esta forma la estrategia central será a quién decir qué, pero especialmente cuándo, ya que en medio de la Emergencia Sanitaria, las necesidades urgentes de la empresa pueden contraponerse con la falta de interés temporal de los reguladores de atender a una posición fuera de timing.
Hoy el hecho de que un político atienda un llamado, conteste o escuche una petición depende de la agenda y de la persona con la que estés interactuando, más allá de que sea nuevo, viejo o no tan conocido para uno.
Se da esto porque la política argentina se caracteriza especialmente por un sistema de rotación más que de alternancia, entonces el consultor de trayectoria mayormente ya estuvo en contacto con todos en sus distintas posiciones, con mayor o menor visibilidad aunque no siempre en línea con su poder de decisión. Es escaso y quizá raro encontrar aquellos casos en los que desembarca un novato o irrumpe en la escena funcionarios o dirigentes sin contar con antecedentes en la gestión pública, sobretodo en el espacio actual de gobierno, radicalmente opuesto a la vieja conducción de la ceocracia, mote impuesto al gobierno de Cambiemos por la inexperiencia de sus cuadros dirigenciales provenientes del mundo corporativo.
Así en todo esto gana renovada centralidad la necesidad y el enfoque de la alerta temprana para ser parte de la cocina de la norma antes que esta se cristalice en un proyecto de ley o resolución ejecutiva. Con un peso central también de los tiempos, donde los ámbitos virtuales atentan de alguna forma a los encuentros abiertos que puedan adelantar mediante su debate o discusión el nivel de su impacto. Y para que no sea tarde lograr la incidencia, ya que influir en el cambio de políticas de gobierno es profundamente distinto cuando el tema está en una etapa preliminar que cuando ya está sujeta al escrutinio del público.
Es de destacar como las contrapartes se han visto obligados a aggiornarse y adaptarse a los tiempos que corren, afectados por una nueva normalidad, donde nos encuentra parados y descolocados en los primeros meses de este duro transitar, tan extraño como novedoso por su vertiginosidad de las medidas obligadas a tomar como así también el andamiaje o madeja regulatoria que esta dio lugar. La incógnita que nos proyecta con mucha incertidumbre es el retorno, sin dudas el cómo y cuándo aún no se avizoran con claridad, volveremos mejores, me pregunto.