Se supone que los profesionales que trabajan en PR son diametralmente opuestos en su consumo de información a los “mortales” argentinos que se informan día a día o -tendencia al alza, según el último informe del Reuters Institute con la Universidad de Oxford, están entre los campeones de afirmar que evitan las noticias.
De hecho, la Argentina es uno de los países medidos por ese muy recomendable estudio anual de la agencia de noticias con la universidad británica que más cayó en la última década en la proporción de su población que se considera muy interesada en las noticias.
El fenómeno es mundial, no hay país en el que el “virus” de la “news avoidance” no se hubiera apoderado de su población después de la pandemia, pero la Argentina es uno de los casos más extremos.
Pero hay otro fenómeno muy extremo en la Argentina que se da en casi todo el mundo en distintos grados: “los medios” como actor social tienden a ser percibidos por la opinión pública como poco creíbles. Es parte de la grieta política cada vez más profunda en la mayoría de los países. Pero todo cambia cuando se les pregunta a los argentinos, como lo hace la consultora CIO, cuánto les creen a los periodistas y medios que siguen: ahí los medios informativos saltan a los más alto de la jerarquía de la credibilidad.
¿Es tan distinto entre los RR.PP. que se supone tienen una mirada más crítica e informada de los “ensobrados” -para usar el término favorito del presidente Javier Milei para referirse al periodismo independiente o crítico?
Un sondeo de este servicio a un panel de 108 profesionales dedicados a la comunicación, el análisis político y los asuntos públicos dice que los especialistas tienen bastante respeto por los periodistas que eligen regularmente para informarse sobre temas políticos en la Argentina.
La mitad dice que el nivel de “satisfacción con los medios informativos que eligen” es mediano, pero el 38 por ciento opina que su satisfacción es alta o muy alta, y poco más del diez por ciento opina que es baja.
Previsiblemente, a la hora de preguntar por la satisfacción con la información política de los medios “en general”, la cosa cambia, tal como opina el grueso de la gente: el nivel de satisfacción alta y muy alta cae al 17 por ciento, y un cuarto evalúa su nivel de satisfacción con los medios -en general- como bajo o muy bajo.
También es muy diferente la priorización de las fuentes que eligen los RR.PP. para informarse de la población común: mientras que para el común de la gente, las redes sociales son la primera fuente, ante opciones múltiples, y los portales de noticias salen en cuarto lugar, para los especialistas los sitios de noticias son claramente la primera opción, seguidos por las redes sociales y -muy cerca- las señales de noticias por TV.
El streaming, la forma más novedosa de informarse, está último para todo público: 22 por ciento para los expertos, y apenas 13 por ciento para público en general.
Un dato que es sumamente interesante en este panel de expertos es el grado de interés del sector por la información sobre temas políticos: casi el 90 por ciento calificó de alto o muy alto su nivel de interés por la información sobre política argentina, mientras que el nivel de interés alto y muy alto cae a 75 por ciento para la información política internacional, y se derrumba a poco más de 60 por cietno cuando se trata de información política latinoamericana.
El panel de 108 profesionales estuvo compuesto por una clara mayoría de profesionales dedicados a la comunicación externa y los asuntos públicos, aunque -ante opciones múltiples- más de 20 por ciento dijo dedicarse también a temas como la sustentabilidad, el marketing, el análisis de opinión pública y político.
La mitad de los encuestados se dedica a la consultoría, algo menos de la mitad, trabaja para empresas privadas y ONG y el diez por ciento trabaja para la función pública.
¿Hay diferencias en la forma de informarse de los RR.PP. del público normal?