El régimen ruso de Vladimir Putin sigue cometiendo atrocidades en Ucrania, y la cultura de la cancelación está funcionando como una suerte de “arma secreta” contra la economía rusa desde su invasión a Ucrania, pero no es bajo el costo empresario para Occidente.
McDonald’s, que había propuesto inicialmente continuar su negocio en Rusia a través de un socio, tomó finalmente la decisión de irse definitivamente y “desarquizar” sus 850 locales definitivamente para que los “arcos dorados” o el payasito Ronald McDonald no luzca en ninguna parte de Rusia.
Se trata de un golpe muy simbólico, ya que Mc tiene 32 años en Rusia y fue quizás el mayor símbolo de la occidentalización de Rusia después de más de 70 años de aislamiento cultural.
McDonal’s fue una de las primerísimas marcas en instalarse en Moscú no bien se derrumbó la Unión Soviética.
La movida de McDonald’s no solo será un golpe para los amantes del Big Mac, sino para la empresa norteamericana, que decidió mandar a pérdida contable casi 1.500 millones de dólares.
En un memo interno que publicó el New York Times, el CEO, Chris Kempczinski, explicó que el momento de entrar a Rusia fue uno de los de mayor “orgullo” de la marca.
De esta forma, Mc sigue los pasos de abandonar Rusia de otros gigantes norteamericanos de las franquicias gastronómicas , como Starbucks o KFC. El caso de Burger King, que tiene casi tantos locales como McDonald’s, luce más complejo, porque el socio local de la franquicia apuesta a mantener la marca del competidor de Mc.
Quien decida comprar los restaurantes McDonald’s deberá usar otra marca o hacer otra cosa en esos locales.
También, después de titubeos, también anunciaron su despedida de Rusia dos marcas europeas emblemáticas: la francesa Renault y el conglomerado alemán Siemens.
Los franceses venderán por el monto simbólico de un rublo su parte en la empresa a su socio local, AvtoVAZ, con la opción de eventualmente volver después de seis años. Renault es la mayor automotriz de Rusia.
El caso de Siemens es más impresionante: hizo su ingreso a Rusia 170 años atrás. El costo para los alemanes de abandonar completamente su negocio ruso sería de unos mil millones de euros. El único rubro de Siemens que se mantendrá vigente es el de equipamiento médico.
El mayor negocio de los alemanes en Rusia era la modernización de ferrocarriles.
Otras marcas alemanas que todavía no decidieron retirarse del mercado ruso están recibiendo una suerte de “bullying” cancelatorio en las redes sociales, como los famosos chocolates Ritter Sport o la cadena de supermercados Metro.