Una encuesta a profesionales de comunicación desnuda los errores en la gestión de la crisis que generó una desafortunada frase del Presidente sobre el homosexualismo en su discurso ante el World Economic Forum.
La primera “regla general” de la comunicación de crisis es evitar tener una crisis. Pero la crisis se hizo inevitable desde que en el discurso del presidente Javier Milei en el World Economic Forum en Davos, algún ghost writer decidió esquivar el tema central del cónclave -la economía- para promover la “batalla cultural” que pretende llevar adelante el presidente argentino y la arremetió contra la “ideología woke” y de género, además de enfatizar que no cree que la actividad humana tenga que ver con el cambio climático: eligió promover su “batalla cultural contra el wokismo” frente a los grandes empresarios en lugar de alentar que lleven sus inversiones a la Argentina.
En un pasaje desafortunado insinuó que los homosexuales casi automáticamente “son pedófilos”. Probablemente fue un error de redacción -acentuado por el mandatario por la forma de leerlo-. Pero las crisis siempre existen, y para eso hay toda una industria de la consultoría en PR dispuesta a ayudar a minimizar sus daños.
La segunda regla general de la comunicación de crisis viene del inglés: “when in a hole, stop digging”: cuando estés en un pozo, primero pará de cavar.
Eso es lo que no hizo el Presidente, según el último sondeo de la revista Imagen a un panel de 87 profesionales del sector de las PR, la comunicación política y los asuntos públicos a raíz de los dichos de Milei en Davos que terminaron generándole en casa una multitudinaria “marcha del orgullo gay” en plenas vacaciones.
Para empezar, el 81 por ciento de los profesionales dijo estar de acuerdo con que “hubiese preferido que se concentrara en los desafíos estrictamente económicos de su gobierno” en el World Economic Forum, que reúne anualmente a grandes empresarios y líderes políticos en ese exclusivo centro de esquí suizo.
Apenas el 15 por ciento eligió la opción de “acuerdo con que haya planteado la batalla cultural anti woke en ese foro”.
“A diferencia de la marcha de la universidad pública (al principio de su mandato), en la que la economía era el eje, esta segunda crisis fue autoinfligida, alejada de su perfil económico y pésimamente gestionada”, dijo uno de los encuestados en el sondeo anónimo.
La palabra más repetida en el sondeo sobre la comunicación de crisis del discurso de Milei en Davos es “aficionados”.
Los profesionales también fueron lapidarios a la hora de evaluar la comunicación posterior al discurso de Milei en Davos con el traspié de la “ideología de género”. El 55 por ciento consideró que fue mala o muy mala, contra el 22 por ciento, que fue buena o muy buena. Para otro 22 por ciento fue regular.
Es que el mayor problema no fue la “metida de pata” en sí, sino la gestión posterior de la crisis, con un presidente insistiendo en el clásico “me sacaron de contexto” o directamente “me editaron”, que instruyó a su vocero, Manuel Adorni, a decir que no dijo lo que quedó grabado en innumerables retransmisiones de YouTube: el problema no son las crisis, que siempre existirán, sino cómo se gestiona su comunicación posterior.
¿Debería haber contribuido el equipo de comunicación del Presidente a “cortar” la crisis más temprano? Después de todo tardó dos semanas en salir de las tapas de los diarios, después de que la “aprovechara” la ex presidenta Cristina Kirchner y la marcha opositora que le organizaron para protestar por sus dichos sobre el homosexualismo: desde el gobierno hicieron todo como para mantener vivo el tema mucho más de lo recomendable.
Sobre cómo hacerlo, en el sector las opiniones están divididas: 42 por ciento recomienda que “podría haber admitido el mal paso y pedir disculpas para cortar el tema” o directamente “no debería haber contestado para esperar que el tema salga de la agenda mediática” (36 por ciento).
Pero apenas el 17 por ciento considera que hizo lo mejor: “debería haber mantenido su convicción de que no dijo lo que dijo”.
De hecho casi el 86 por ciento de los profesionales consultados en este sondeo está de acuerdo parcial o totalmente en que el propio gobierno, con sus desmentidas y negaciones estiró el tema más allá de lo recomendable.
¿Qué diferenció esta crisis de una muy similar de los primeros meses de gobierno, cuando Milei dijo que cerraría las universidades públicas? Que luego de ver la multitudinaria marcha que le organizaron en todo el país, rápidamente cambió de discurso y empezó a hablar de “auditar” el gasto en las universidades: una posición “ganadora” en el debate al que incluso algunos “interesados” apoyaron negándose a esas auditorías. Así convirtió la crisis en oportunidad para instalar el issue de la opacidad del gasto en las universidades, a la vez que mostró cierta empatía acusando recibo de que ni sus votantes más fanáticos querían cerrar las universidades públicas nacionales.
En esta ocasión solo hubo insistencia por parte del Presidente y sus colaboradores en que “no dijo lo que dijo” o no admitió que lo dijo de una forma desafortunada.
De hecho, cabe la pregunta: ¿no se esperaba del presidente economista argentino que en el World Economic Forum explique su plan económico?