Algunos analistas lo describieron como un torpedo que impactó debajo de la línea de flotación del “relato” del presidente Javier Milei: 24 horas después de ordenarle a la vicepresidenta que baje los sueldos de los legisladores que acababan de aumentar 30 por ciento en sintonía con el personal del Congreso la oposición disparó un escándalo inesperado: Milei, que en las elecciones prometía que “el ajuste, esta vez no lo va a pagar la gente, sino la política”, había firmado un aumento de 48 por ciento para el Poder Ejecutivo.

Las encuestas están mostrando que buena parte del electorado está tolerando que fallara la primera parte de la promesa electoral (que el ajuste no va a recaer sobre la gente). ¿Pero podría tolerar que Milei fallara también en el segundo componente de la promesa después de que exigió anular el aumento al Congreso, pero aumentar mucho más al Poder Ejecutivo?

La nube de palabras de 103 profesionales de PR y Asuntos Públicos, consultores y encuestadores destaca los términos “papelón”, “grave”, “amateur”, “torpeza”. 

El presidente dio marcha atrás con el aumento, culpó a un viejo decreto de Cristina Kirchner que “engancha” automáticamente a los cargos políticos con los aumentos por paritaria del personal del Poder Ejecutivo y eligió como “cabeza de turco” (literalmente) al secretario de Trabajo Omar “el Turco” Yasin, que no tuvo que ver en los más mínimo con la decisión de firmar el importante aumento salarial: el tema “recursos humanos” del Ejecutivo depende exclusivamente de la Jefatura de Gabinete de Ministros, a cargo de Nicolás Posse.

En ese sentido, el tiempo dirá si la resolución de la crisis fue la correcta: buscar culpables en lugar de disculparse.

Ante la pregunta de si el episodio fue una crisis de reputación, un issue que puede terminar afectando la reputación, o un hecho menor, en el sector predominó la opción del “issue” a resolver  (dos tercios) y menos de un tercio cree que es una verdadera crisis.

Sin embargo el 52 por ciento cree que este episodio afectará la reputación del Presidente, mientras que 43% cree que no lo afectará o incluso la refuerza por la forma de reaccionar.

La pregunta de fondo: más allá de que el Presidente no puede estar al tanto de todo lo que firma: ¿tiene funcionarios que entienden de comunicación de crisis, reputación? ¿O también está rodeado de funcionarios que no funcionan? Por lo pronto hay una primera impresion de que, ante las crisis, el Presidente tiende a deshacerse de los funcionarios que sí funcionan.

Pronóstico de tormenta de crisis.

¿Fue acertado el manejo de la crisis del “sueldogate” o dejará secuelas en la imagen de Milei?