Escribe Diego Dillenberger

 

El punto número 2 de los anuncios de recortes presupuestarios del ministro de Economía, Luis Caputo, fue el de la pauta publicitaria del gobierno nacional. El ministro del flamante gobierno de Javier Milei dio la cifra: 34.000 millones de pesos gastó el gobierno con sus ministerios en 2023. Esa pauta venía distribuida con bastante discreción, pero con un criterio inédito: “a todos un poco o por lo menos algo”.

Depende de en qué momento y a qué valor se tome el tipo de cambio, se trata de menos de 50 millones de dólares: la mitad del presupuesto publicitario de cualquiera de las cinco principales grandes empresas de la Argentina. 

Ante un gobierno nacional que venía con un déficit de 15.000 millones de dólares, surge la pregunta: ¿los 50 millones de recorte de pauta a los medios merecían ser ubicados en el punto 2. entre una veintena de ítems mucho mas importantes numéricamente a recortar?

La medida se enmarca en el genial slogan de “no hay plata” y el de “la motosierra”. ¿Pero al ir esos 50 millones de dólares como segundo ítem, se trata de una estrategia deliberada de confrontación con los medios, análoga a su discurso inaugural fuera del Congreso y de espaldas a los legisladores?

¿Servirá esa estrategia a modo anticipatorio de futuras críticas más duras del periodismo -durante la campaña bautizados por el hoy presidente Milei de “ensobrados”- para luego poder descalificarlos: “lloran por la pauta y sus críticas son malintencionadas?

¿La renuncia de Eduardo Roust, designado subsecretario de comunicación y renunciado a los pocos días, tuvo que ver con este estilo de confrontación con los medios?

Después de todo, el ministro Caputo aclaró: “el corte de pauta es por un año”. ¿Significa que durante el año se evaluarán las coberturas para una eventual pauta en 2025?

Para algunos medios el corte de pauta nacional significará un golpe duro; para otros, menos. Pero la pauta estatal en la Argentina fue creciendo en todos los distritos estatales al ritmo en que el sector privado fue apostando cada vez más presupuesto a las plataformas de redes sociales on line.

Dos preguntas fundamentales para profesionales de comunicación: ¿La diversidad de medios periodísticos es un pilar fundamental de la democracia o una molestia? Y, si la diversidad de medios es clave para un sistema democrático, liberal y republicano, ¿los privados deberían regresar de las plataformas de Silicon Valley a los medios tradicionales para compensar el recortre de la pauta estatal?

Una encuesta de este servicio indica que la respuesta más frecuente de un panel de 116 profesionales de PR, encuestadores y consultores políticos es que creen que los privados deberían apoyar a los medios ante este recorte de pauta estatal: el 43 por ciento cree que es el turno de los privados.

Otro 27 por ciento sostiene que las empresas deben seguir como hasta ahora, apostando a los social media, e incluso el 13 por ciento está convencido de que “los medios periodísticos se volvieron irrelevantes y no vale la pena pautar en ellos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Va en línea con el “no hay plata” aunque el recorte de ñoquis será solo para los ingresados el último año: las “capas geológicas de los últimos 22 años podrán estar tranquilas.

Para los RR.PP. que participaron en la encuesta, “quebrarán algunos, y es bueno” se lleva el 46 por ciento en respuestas múltiples: el triple de los que creen que eso sería “malo”: la diversidad de voces en el mercado mediático es vista como algo relativo en el sector de la comunicación corporativa.

Un cuarto de los expertos del sector consideran que no tendrá impacto el corte de pauta en la opinión pública, y más de un tercio sostiene que este gobierno “sabe manejarse con las redes sociales”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora: ¿si Milei llega a precisar un referéndum para validar su DNU y el mega paquete de leyes en el Congreso, las redes sociales alcanzan? Otro sondeo a este sector es muy claro: la mayoría cree que le corte total de pauta le puede jugar en contra, y una amplia mayoría es consciente de que con los social media, convencer de cambios tan drásticos y amplios, será muy difícil.

Motosierra a la pauta: ¿si precisara una consulta popular, Milei cambiaría de idea?