El triste final del período del ex presidente norteamericano Donald Trump provocó un terremoto en el mundo empresario: CEOs individualmente y empresas, institucionalmente, empezaron a ubicarse públicamente en la vereda de enfrente del republicano, por más que se supone que ese es el partido “favorito” del empresariado norteamericano.
El movimiento empezó a tomar cuerpo de entrada, con la decisión de erigir un muro en la frontera con México, pero se aceleró con el desmanejo de la pandemia en su país. Al final del mandato, con el triste final de un Trump no queriendo reconocer su derrota y apoyando a los manifestantes que tomaron por asalto el Congreso, muchas empresas se expresaron a favor de la democracia y, especialmente, de intentos republicanos por restringir en ciertos estados el voto de los negros y otras minorías de bajos recursos: fue la primera vez en la historia que las empresas y sus marcas tomaban partido político.
Ahora también en Alemania, una empresa norteamericana decidió intervenir en política.
La diferencia es que en ese país europeo no solo marcha excelentemente bien la economía, sino también el sistema democrático y la convivencia de los partidos.
Tan bien funcionan la economía y la democracia alemana, que se está palpando el riesgo de cilerta apatía electoral y despolitización de la sociedad luego de 17 exitosos años de la primera ministra Angela Merkel, que anunció su jubilación.
Ahora Philip Morris lanzó una campaña “Go Vote” para que los alemanes, pese a estar conformes con la marcha de su país, no se queden en casa y vayan a las urnas en las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre, en las que se elegirá el o la sucesora de Merkel.
Bajo el lema de una Corporate Democratic Responsability”, la tabacalera dice que busca una democracia viva y sana y el slogan es “Vos elegis, el 26 de septiembre andá a votar. Democracia es la libertad de elegir en qué sociedad queremos vivir”.