Ahora le tocó al periodista Ari Paluch con sus numerosas denuncias de acoso sexual. Pero la crisis del popular periodista radial y televisivo famoso por su voz algo ronca y la velocidad al hablar deja tres lecciones: que las crisis son contagiosas, que los periodistas suelen ser los peores managers de crisis cuando les toca a ellos, y que las empresas deberían empezar a hacer crisis management preventivo, porque el issue “Acoso Sexual” es un tema que vino para quedarse.
Las denuncias contra Ari Paluch por “acoso sexual” (que no sería otra cosa que toqueteos indebidos e insinuaciones groseras y ofensivas) saltaron cuando una microfonista lo denunció a raíz del escándalo del megaproductor de Hollywood Harvey Weinstein y sus múltiples denuncias de actrices famosas.
Según la revista Noticias, hay once testimonios de mujeres contra el periodista, que eligió la peor defensa: en lugar de disculparse y mostrar arrepentimiento, mostrarse actuando algún tipo de penitencia (un tratamiento) y alguna forma de reparación para las víctimas. En lugar de eso salió a decir que tiene sexo seguido con su mujer, como si eso lo excusara de algo, y a recordar que apadrina a una fundación que ayuda a niños y que escribió libros de autoayuda sobre espiritualidad (lo cual termina siendo una gran ironía).
Paluch no respondió a las consultas sobre si, además del asesoramiento legal (el abogado Miguel Angel Pierri), cuenta con algún coaching en comunicación. “El problema es que el contexto cambió, y una extralimitación que hasta hace semanas se tomaba como travesura, a partir de ahora es considerada una ofensa grave”, explica en off una consultora de comunicación y RR.PP.
Estos días van apareciendo casos por docenas en todo el mundo. Es probablemente la crisis de reputación más contagiosa de la historia. Siempre que hay crisis en un sector o en un país, puede contagiarse a otras empresas, como señalan Dan Laufer Yijing Wang en un estudio de la Universidad Erasmus, de Rotterdam, porque los consumidores generalizan, y cita el caso de los escapes “mentirosos” de Volkswagen y cómo se extendió a casi toda la industria.
En el caso de abuso y acoso sexual, las émulas de las actrices que denunciaron a Weinstein, el acosador de Hollywood, aparecen de a docenas y van a seguir apareciendo, generando un riesgo reputacional para todo hombre con algo oculto en su pasado.
En los últimos días se sumó Dustin Hofmann, con toda una fila de denuncias de acoso, y el líder laborista británico James Corbyn directamente salió a declarar que el parlamento de Londres es un antro de acosadores de mujeres. El ministro de Defensa británico Michael Fallon, debió renunciar ¡por haberle tocado la rodilla a una periodista en 2002!