Un spot para su bebida Mountain Dew, emitido por YouTube, fue señalado como racista y misógino por los consumidores. La marca de bebidas cola apunta a un público joven y, en ocasiones, tiende a hacer publicidades provocadoras, pero la controversia sobre su último spot ilustra la fina línea sobre la que las empresas caminan cuando tratan de hacerse las ‘cancheras’.

PepsiCo retiró el comercial de YouTube inmediatamente luego de enterarse que la reprobación de la opinión pública ─ calificado como el “más racista de la historia” por el experto en redes sociales Dr. Boyce Watkins.

El anuncio ─tercera parte de una serie creada y producida por el rapero afro-americano Tyler─ mostraba a una mujer visiblemente golpeada y en muletas que estaba tratando de identificar al agresor en una comisaría. Entre los sospechosos había tres hombres negros y una cabra, conocida en el comercial como Felicia, que por lo bajo amenazaba violentamente a la mujer para que no la delatara. Finalmente, la mujer huía aterrada de la escena sin identificar a su agresor.

En los dos episodio que preceden a este spot, la cabra atacaba a la mujer ─que era la camarera en un restaurante─ porque no le daba suficientes latas de Mountain Dew y luego era arrestada por la policía, con el baúl del auto lleno de bebidas.

Laura Ries, presidenta de la firma de marketing con sede en Atlanta Ries & Ries, dijo que las empresas que quieren beneficiarse con el crédito que otorga asociarse con una celebridad pueden terminar perdiendo el control del mensaje que quieren transmitir.

“Pedimos perdón por este video y asumimos toda la responsabilidad”, dijo PepsiCo en una declaración. “Lo hemos quitado de todos los canales de Mountain Dew y Tyler está haciendo lo mismo”, agregó.

La era de las redes sociales, en la que el público ya no es más consumidor pasivo de las campañas publicitarias, está poniendo en jaque a la tradicional creatividad publicitaria: los tradicionales focus groups, en los que los comerciales son expuestos ante muestras ínfimas y poco representativas de público, no alcanzan para evitar el alto riesgo de desagradar u ofender mediante avisos publicitarios.