Los consultores de PR apuestan a que después de la pandemia seguirán con mucho o algo de home office, a pesar de que el gobierno argentino logró aprobar con ayuda de la oposición una ley de teletrabajo extremadamente restrictiva y desalentadora. Esto se desprende de una encuesta a agencias de PR sobre su experiencia en este accidentado año de home office forzada por la pandemia.

En estos momentos está en proceso de reglamentación la ley de teletrabajo que, increíblemente con apoyo de la oposición de Juntos por el Cambio, fue aprobada en medio de la cuarentena y regirá 90 días después de terminado el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) que obliga a las empresas no esenciales a funcionar en modo teletrabajo.

La ley, tal como fue redactada, es muy desalentadora para Pymes, como lo son la gran mayoría de las consultoras y agencias de PR, porque suma costos y pone reglamentaciones absurdas.

Por ejemplo, los teletrabajadores en cualquier momento podrán reclamarle a la empresa volver a su puesto de trabajo o tener un lugar de trabajo en la oficina, aunque esta la hubiese dejado justamente para aprovechar las ventajas del teletrabajo.

Además de algunas provisiones sensatas, como que la empresa debe proveerle la computadora al empleado, la ley contempla aumento de costos (Internet y otros gastos deben ser solventados por la empresa), amplía la definición de accidentes laborales y en algunos casos el pago de comida.

Pero lo más irrazonable es que desaprovecha la gran ventaja y flexibilidad que da el teletrabajo tanto a la empresa como al empleado para administrar con más libertad los tiempos de trabajo haciéndolos tan inflexibles como en una fábrica.

De todos modos, se espera que algunas excentricidades terminen acotadas en la reglamentación final: como que si se contrata a un teletrabajador que vive a cientos de kilómetros (la ley es altamente xenófoba y prohíbe contratar extranjeros) ya no tenga derecho a exigir una oficina en cualquier momento.

Sin embargo, los consultores parecen haber hecho una buena experiencia con el teletrabajo en estos meses, y algunos ya piensan reducir o directamente eliminar espacio de oficina. 

Justamente un grupo de desarrolladores inmobiliarios habrían estado detrás del lobby que hizo posible esta ley que le quitará competitividad a la industria de servicios en Argentina y convencieron a diputados de la alianza opositora de Juntos por el Cambio para que acompañe al peronismo oficialista. Es entendible, una ley flexible y alentadora del teletrabajo fomentaría el abandono o achicamiento de oficinas para bajar costos: mal negocio para propietarios, inmobiliarias y desarrolladores.

Sin embargo, en el caso de los consultores de PR no habrían conseguido su propósito en toda su magnitud: el 20 por ciento de los consultores en una encuesta de este servicio dijeron que planean cerrar sus oficinas y trabajar por home office, mientras otro 27 por ciento planifica mudarse a una oficina más chica. El 31 por ciento se quedará como está, y otro 23 por ciento dice que no lo tiene decidido aún.

Para muchos el home office parcial no era una novedad total, pero la mayoría, como en todo el planeta, debió experimentar el trabajo con todos en casa. Por lo pronto las experiencias fueron claramente más positivas que negativas.

Los consultores, que no son otra cosa que emprendedores en un país que pone todas las piedras posibles en el camino de esos entrepreneurs, demostraron su capacidad de resistencia al manifestar dos tercios der ellos que creen la nueva ley de teletrabajo los afecte “poco o nada”. Solo el 23 por ciento espera que los dañe “mucho”.

Las respuestas de los consultores de PR están en línea con la de todo el empresariado argentino. Según el sondeo de D’Alessio IROL del último Coloquio de IDEA, en octubre, el 90 por ciento de los empresarios espera que aun después de la pandemia una parte de sus empleados hará teletrabajo todos o por lo menos algunos días.

Ahora solo caben esperar dos datos: cómo terminará reglamentándose la ley de teletrabajo más restrictiva del mundo, y esperar que no desate otra ola de “industria del juicio” teniendo en cuenta que muchos de los consultores que apelan al teletrabajo lo hacen comprando servicios a profesionales independientes: la ley de teletrabajo, dependiendo de cómo termine reglamentada, podría complicar también esa clásica modalidad de contratación de servicios profesionales para muchas consultoras.

Mientras tanto, los encuestados -algunos de manera anónima, otros no- explicaron que ya venían trabajando con modalidad de home office parcialmente antes de la cuarentena.  

Desde BrandPR dijeron que “venimos trabajando desde hace mucho tiempo en forma presencial / virtual por lo que la pandemia no nos afectó. Si creo que lo hará la ley sancionada en Argentina ya que es una ley inconsulta con quienes ejercemos el formato teletrabajo. No cumple ningún beneficio para el teletrabajo, todo lo contrario lo complica tanto que quienes nunca lo hicieron no lo harán. Una lástima”.

Otro encuestado dijo “me parece importante tener en consideración el modelo híbrido para el próximo año; trabajando algunos días desde casa y otros desde la oficina. Sin dudas la interacción con el equipo es importante personalmente, pero este contexto nos enseñó a derribar cualquier mito que podía existir respecto al teletrabajo. Se puede trabajar desde casa sin inconvenientes, manteniendo la motivación y manteniendo el servicio con todos los clientes de igual manera”.

Otro consultor fue más tajante con el riesgo que puede venir de la ley de teletrabajo: “La ley de teletrabajo fue votada por gente que nunca trabajó en una empresa. Se nota y es un enorme daño al país”.