¿Los chatbots ya pueden mejorar o arruinar reputaciones en segundos?

Elon Musk es el controvertido multimillonario y genio de la ciencia que está detrás de muchos avances que generan titulares en todo el mundo. Pero uno de los emprendimientos en los que estuvo involucrado es más silencioso en lo que a titulares se refiere, pero es el que más puede llegar a revolucionar el trabajo de periodistas, relacionistas públicos y todo tipo de generadores de contenido: ChatGPT, una creación de la empresa de software Open AI, vinculada a Musk, promete revolucionar al periodismo porque ya está en condiciones de redactar cualquier contenido de manera clara, atractiva y gramaticalmente “elegante” en menos de un segundo. 

El diario The New York Times afirma que en los cuarteles generales de Google sonaron las alarmas, porque el ChatGPT podría volverse una disrupción tan importante en el mundo tecnológico como lo fue en su momento el propio buscador hace casi 20 años.

Supuestamente este “robot de chat” que interactúa con la voz humana podría reemplazar a Google – y a muchos periodistas y generadores de contenido. Pero también puede volverse un arma poderosa para los RR.PP. que sepan usar a estos robots generadores de contenidos para mejorar -o empeorar- reputaciones en cuestión de segundos.

De hecho el propio Google invierte fortunas en desarrollar robots de inteligencia artificial que hablen y piensen como humanos, pero millones de veces más rápido y con total precisión.

La investigación de estas tecnologías hace tanto furor en Silicon Valley que Google decidió semanas atrás echar a un ingeniero que trabajaba en un robot de inteligencia artificial por afirmar ante los medios que había logrado que tuviera “alma”.

Google dijo a los medios que su chatbot estaba en condiciones de conversar y discutir con humanos, pero que no tenía “alma”.

La afirmación es absurda y podría ser producto de un ingeniero que no estaba completamente en sus cabales. Pero la noticia pone de manifiesto que cerca que están los chats basado en inteligencia artificial de parecerse a un humano y tener sentimientos.

De hecho, la tecnología de ChatGPT fue diseñada inicialmente por Google para darle una vuelta de tuerca a su buscador, que “busca” texto ya escrito y publicado. La novedad es que este nuevo “buscador” está en condiciones de crear textos nuevos, aunque también puede programar, escribir poemas, gacetillas o noticias.

Lo revolucionario de ChatGPT es que es accesible al público masivo.Por ahora, solo accesible en inglés. Pero no falta demasiado para que se convierta en otro Google, accesible en casi todos los idiomas.

¿Dejará a periodistas y relacionistas públicos sin trabajo? Como todas las tecnologías, lo más probable es que transforme esas profesiones: redactar crónicas podría ser reemplazado por ChatGPT, al igual que redactar gacetillas. Difícilmente pueda reemplazar el asesoramiento estratégico de un consultor o los análisis de un periodista conocedor de una materia.

A diferencia de un consultor tradicional, ChatGPT podría “escupir” cientos o miles de contenidos en segundos en Internet que cambien la opinión sobre un partido político, un candidato, una empresa o una marca. A favor o en contra.