Grupos de derechos de los animales se habían opuesto enérgicamente a la muerte de Marius, pero la protesta estuvo relativamente contenida hasta que, después de la ejecución, llegó a los medios, según la revista PRWeek.

Y a pesar de la negativa reacción inicial, el director Bengt Holst logró manejar a la prensa y mejorar la situación del zoo.

Tuvo la difícil tarea de explicar tanto a la prensa nacional como a la internacional porqué el zoo había decidido matar a Marius. En lugar de discutir la brutalidad del acto, Holst convirtió el hecho en una pregunta sobre hacer lo correcto para la población de jirafas del zoo en el largo plazo o hacer lo que habría sido popular en el corto plazo.

Incluso, dijo en una entrevista: “Si la gente supiera lo que ocurre en la vida silvestre, inmediatamente exigirían que la naturaleza cerrase también”.

El manejo de los medios de Holst deja dos enseñanzas en cómo manejar la mala publicidad: demuestra que un vocero hace bien en cuestionar el enfoque de los medios y que el público puede ser convencido de reconsiderar su punto de vista a pesar de la condena mediática.