Protesta de taxistas en Buenos Aires contra Uber

Fue justamente un lobbyista, Mark McGann, quien fue el “garganta profunda” o fuente secreta detrás de las revelaciones de los “archivos de Uber”, una nueva investigación de un consorcio internacional de periodistas, esta vez liderada por el diario inglés The Guardian que volvió a poner el foco en la plataforma de remises Uber. 

El escándalo en torno al modo de hacer lobbying en todo el mundo de la plataforma -que incluyó un capítulo argentino en el diario La Nación- llevó a la asociación profesional británica de PR, el CIPR, a cuestionar la falta de transparencia en el “cabildeo”.

El CIPR, destacó en un comunicado que la legislación inglesa de lobbying, de 2014, que obliga a registrar toda comunicación o contacto privado con un ministro o secretario de estado “no es apta y que la ley debiera de ser ampliada para “capturar todo tipo de actividad de lobbying, no importa quién la lleve a cabo”, sostiene el CEO del CIPR, Alastair McCapra, que refiere a un interesante paper de esa institución proponiendo una revisión de la ley británica de lobbying, desde que ese país se separó de la Unión Europea, y el “cabildeo” fuerte pasó de Bruselas a Londres. ¿Podría el impulso del CIPR y el nuevo escándalo de Uber darle un nuevo golpe de transparencia al lobbying a nivel mundial?

Según el informe del Guardian sobre Uber, diversos ministros del gobierno del saliente primer ministro Boris Johnson y su predecesora, Theresa May, tuvieron reuniones secretas con lobbyistas de Uber que no registraron, como sostiene la práctica de ese país.

El lobbyista McGann le filtró al diario The Guardian 124.000 archivos con información reservada. Parte de esa información les sirvió a 40 partners del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación ICIJ, entre los que estaban La Nación y el periodista Hugo Alconada Mon. 

McGann trabajaba como lobbyista para Uber en Bruselas, y declaró que decidió revelar los documentos porque la plataforma le “vendió a la gente una mentira” sobre los beneficios que obtenían los choferes y sobre prácticas impropias de lobbying en docenas de países.

Los hechos se refieren al comportamiento de la empresa previo al cambio de CEO, del fundador, Travis Kalanick, que fue reemplazado en 2017, tal como informó la revista Imagen.

Para dolor de cabeza de la empresa, Super Pumped, The Battle for Uber, una flamante serie de TV centrada en el protagonismo de Kalanick, lo retrata como un aventurero inescrupuloso y no es particularmente positiva para la plataforma.

Una de las actitudes de Uber fue que, ante la advertencia del lobbyista de que taxistas exasperados podrían atacar violentamente a los choferes de la plataforma, la respuesta del management, según McGann, fue que Kalanick le contestó que la violencia iba a ser positiva para conseguir la aprobación de las autoridades y que valía la pena arriesgar la vida de los choferes. En la Argentina también se produjeron hechos de violencia por parte del sindicato de taxistas contra choferes locales de Uber y su rival Cabify.

El informe, basado en las delaciones del lobbyista, revela cómo para Kalanick esa violencia tan peligrosa debía ser no solo tolerada, sino buscada, como presión a las autoridades para autorizar a la plataforma. ¿La seguridad de los choferes de Uber se ponía en juego como parte de una campaña de PR?

Las revelaciones vienen afectando a la marca en las redes sociales, según un seguimiento de la encuestadora Yougov, que indica que previo al informe ese indicador de presencia en redes estaba en -0,7 y ahora pasó a -12,1.

Fuentes de Uber informan que las revelaciones sobre el lobby de la empresa no llevará a cambios en América latina o en la Argentina. 

En la Argentina, el influyente gremio de los taxistas apuesta ahora fuertemente a una campaña publicitaria que califica a Uber y a otras plataformas de “ilegales” pero desestimó el uso de violencia que fue característico hace más de cinco años.

En el capítulo local destaca algunos datos que se conocían, como que los lobbyistas de Uber buscaron vanamente una reunión con el ex presidente Mauricio Macri en el foro de Davos, Suiza. Al final, por la presión de los taxistas, Macri terminó respaldando a los “tacheros” como símbolo de Buenos Aires.

El diario argentino reveló también que los PR de la plataforma habrían tratado de contactar a Lionel Messi como una suerte de “superinfluencer”. El objetivo era conseguir el permiso de operación sin necesidad de pagar impuestos en el país. Logró en 2019 un dictamen del Ministerio de Hacienda y la AFIP para reducir su pago de impuesto a las ganancias. Según La Nación, Uber tiene tres causas judiciales mientras circula en 14 localidades. 

La Nación cita al entonces secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, que calificó las reuniones con Uber como “una negociación con las FARC”, porque los “negociadores” de la empresa amenazaban con publicar la lista de los funcionarios que tenían instalada y usaban la app: una verdadera extorsión mafiosa y violación de la privacidad: un lobbying “a los codazos”.

En medio del escándalo inicial de Uber, que le costó la salida al controvertido Kalanick (ahora inmortalizado como depredador en la miniserie de Paramount), la plataforma de remises contrató a Juan Labaqui, un argentino que trabajaba en Edelman en Houston, Texas. Hoy supervisa las PR y el lobbying de la plataforma en toda la región.

La llegada de Labaqui, tal como había explicado este servicio, es parte de un esfuerzo de lobby más amigable, que puso en práctica el CEO que reemplazó al controvertido Kalanick, el iraní-americano Dara Khosrowshahi.

El equipo local se completa con Eleonora Turk como jefa de PR local y María Bilotte. Su consultora de comunicación y lobbying es Bond PR, de Gabriel Llorens.

Uber también cuenta con Verónica Cheja, fundadora de la agencia Urban, como integrante del directorio local.