Un informe de la Securities and Exchange Commission -el órgano que supervisa a las empresas que cotizan en la bolsa de Nueva York- indica que la mitad de las empresas que ya publicaron sus reportes trimestrales tachen o reformulen sus compromisos con la inclusión, diversidad e igualdad (DEI).
Un sondeo a empresas argentinas realizado por este servicio no bien asumió Donald Trump en enero indicaba que el tema todavía ni se debate en las empresas argentinas, y otro panel, realizado no bien ganó Trump, en noviembre, indicaba mayoritariamente que aquí nada cambiaría. Pero todo puede pasar en un mundo muy incierto dominado por un presidente que resolvió cambiar de un día para el otro el “orden mundial”, y Washington terminó aliado al Kremlin, enemistado con Europa y peleado con sus socios comerciales más férreos.
Trump, que prohibió taxativamente las políticas DEI en su ámbito -el estado federal- sorprendió al mundo corporativo anunciando que considerará las acciones de diversidad e inclusión en las empresas una “ofensa criminal”.
Según una investigación del diario New York Times, empresas desde Walmart a Meta fueron desescalando sus metas de diversidad e inclusión desde el mismo día que ganó Trump, según un minucioso análisis de sus reportes corporativos anuales. Destaca que las tecnológicas fueron las más “obedientes” con el mandamiento trumpiano que se basa en la teoría de que favorecer a grupos minoritarios o discriminados por algún motivo significaría una suerte de discriminación hacia los “normales”: en el caso de Estados Unidos serían blancos, heterosexuales y sin impedimentos físicos.
Según un estudio del índice líder S&P 500 de empresas que cotizan en Wall Street, el 60 por ciento -hasta ahora- cambiaron sus textos a la hora de hablar de esos temas, ahora considerados tabú.
No son esos textos un reflejo exacto de lo que hacen, pero son indicativos de cómo encaran el desafío de no quedar expuestos a una querella criminal por parte del gobierno de Washington por procurar tener una política de empleo inclusiva y tener una fuerza laboral diversa.
Un ejemplo de la química Dow es uno entre 381 que mandaron sus informes este año y que cambió de “Nuestros equipos de trabajo están organizados en torno a grupos subrepresentados, incluyendo mujeres, gente de color y LGBTQ+” a “los grupos de trabajo representan una fuerza laboral rica en diversidad de pensamiento, perspectivas y orígenes”.
En el caso de la farmacéutica Vertex el cambio de un año a este fue de “nos enfocamos en una cultura de valores, inclusión, diversidad e igualdad” a “nos enfocamos en una cultura que valora a todos los empleados”.
En el caso del gigante Johnson & Johnson, cambió de “Sosteniendo estas áreas de enfoque se encuentran los esfuerzos continuos para cultivar y fomentar una cultura construida sobre la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI), la innovación, la salud, el bienestar y la seguridad, donde se anima a los empleados de la empresa a tener éxito tanto profesional como personalmente, mientras ayudan a la empresa a alcanzar sus objetivos comerciales.” a “Sosteniendo estas áreas de enfoque se encuentran los esfuerzos continuos para cultivar y fomentar una cultura construida sobre la innovación, la salud, el bienestar y la seguridad, la inclusión y el sentido de pertenencia, donde se anima a los empleados de la empresa a tener éxito tanto profesional como personalmente, mientras ayudan a la empresa a alcanzar sus objetivos comerciales.”
Otro caso es el de Uber, que desde 2021 -como en muchos casos- a partir del escandaloso asesinato de George Floyd por la policía, anunciaba “nuestro compromiso público de volvernos una empresa antirracista” borrar toda referencia al tema.

Saltó con el asesinato de George Floyd, y se cayó con Trump: el término DEI