¿Puede tener un impacto en la comunicación corporativa esta decisión del dueño de las dos redes sociales más difundidas del mundo? Una encuesta al sector de la comunicación empresaria argentina revela preocupación
Mark Zuckerberg anunció que -en sintonía con lo que había votado el pueblo norteamericano- eliminaría el ejército de “chequeadores” que contrataba para verificar noticias falsas en sus redes Facebook e Instagram. Más allá de ahorrarse unos cuantos miles de millones de dólares en la verificación de los posteos de los usuarios, la idea del dueño de Meta es que sus plataformas se parezcan más a “X”, la ex Twitter que ahora está en manos del influyente Elon Musk.
El potentado que más apoyó a Trump en la campaña ahora tendrá a su cargo un ministerio de Desregulación casi inspirado en la cartera que comanda en la Argentina Federico Sturzenegger. De hecho, Musk invirtió 44 mil millones de dólares para comprar Twitter y así poder rehabilitar a Donald Trump, que había sido literalmente “echado” de esa plataforma por sus discursos de odio a raíz del intento de copamiento del Congreso tras su derrota electoral en 2020.
Para que el “cambio” en Meta le quede claro a Donald Trump, Zuckerberg no quiso ser menos e invitó a su board a Dana White, el empresario y presidente de la UFC, la organización de lucha libre, que es amigo de Trump y donante de su campaña.
Chequear y verificar -algo que deben hacer permanentemente los medios tradicionales- es algo rayano en la “censura”, dijo Zuckerberg ahora en su mensaje por video argumentando que así pretendía justificar el ahorro de los chequeadores. Aprovechó para tirarles a los medios periodísticos “tradicionales” una patadita, acusándolos de que fueron ellos los que le reclamaban verificación, y que eso sería equivalente a censurar a sus usuarios, sostuvo el magnate de las redes sin sonrojarse.
¿Puede tener un impacto en la comunicación empresaria esta decisión del dueño de las dos redes sociales más difundidas del mundo? Una encuesta al sector de la comunicación empresaria argentina revela preocupación.
Los antecedentes son bastante alarmantes. Amnistía Internacional había denunciado dos años atrás que desde Facebook se amplificaron discursos de odio en Bangladesh y que una masacre de budistas contra la población musulmana rohinya en Myanmar acabó con la vida de miles y la emigración de millones a raíz de los discursos de odio difundidos por Facebook. Los pedidos de moderación a esa red se convirtieron en un clamor mundial a raíz de ese sangriento episodio.
Pero también se señaló que Facebook fue una plataforma fundamental para difundir los discursos de odio que terminaron con la elección del Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea) en 2020. Los propios estadounidenses también probaron la medicina: perfiles rusos en Facebook influyeron de tal modo en las elecciones de 2016 en ese país que consiguieron el triunfo de Trump sobre Hillary Clinton.
Esos tres eventos: la masacre en Myanmar, el Brexit y la elección en Estados Unidos, generaron tanta presión sobre Zuckerberg, que el magnate debió empezar a invertir enormes sumas en los chequeadores, que ahora se quedarán sin trabajo.
Facebook volverá a ser lo que llegó a ser unos años atrás: una plataforma desde la que se podrán hacer todo tipo de operaciones políticas para manipular a la opinión pública más fácilmente, generar discursos de odio y propalar todo tipo de fake news.
Dependerá de los propios usuarios contrarrestar esas campañas y chequear los datos.
Por lo pronto ya hay alarma en el mundo empresario y comunicacional: una encuesta de la semana pasada de la revista Imagen a un panel de 92 expertos de comunicación, encuestadores y consultores cree mayoritariamente que el ahorro de los chequeadores en Facebook e Instagram será “un gran desafío” para su trabajo: el presagio de un mundo en el que la verdad podría ser cada vez más relativa.