El 88,3% de los encuestados juzgan la estrategia de comunicación de Macri como ‘muy mala’, ‘mala’ y ‘regular’

Por Diego Dillenberger.-

Fue toda una revolución para un gobierno con una estrategia de comunicación que claramente terminó afectando a la gestión: del extremo centralismo que concentraba las decisiones de comunicación en la Jefatura de Gabinete liderada por Marcos Peña, la semana pasada el gobierno argentino del presidente Mauricio Macri autorizó por primera vez a los ministerios, ahora fusionados de 20 a 12, a comunicar de manera más autónoma.

La decisión resuelve uno de los problemas más acuciantes del gobierno de Mauricio Macri: la alarmante falta de voceros y espadas políticas en los medios de comunicación. La medida se empezó a sentir de inmediato: se empezaron a ver voceros en los medios, y los ministerios comenzaron a producir información sobre su gestión.

Sin embargo, nada se sabe acerca de cambios en la estrategia central de comunicación del gobierno de Cambiemos que llevó a que el Presidente apostara por no presentar un plan económico con las reformas estructurales que se precisaban con urgencia. Consecuencia: la previsible suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos, a principios de año, desató en Argentina una gravísima crisis financiera y económica.

¿Por qué la decisión de no presentar un plan económico con propuestas de reformas estructurales que permitan bajar el gasto público llevó en solo 30 meses de gobierno de Mauricio Macri a una nueva bancarrota de la Argentina?

Porque esa decisión es hija de un grave error estratégico de comunicación: en el dogma del asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba no existe la posibilidad de instalar issues en la opinión pública, lanzar el debate y persuadir a la opinión pública de manera que ésta presione a un Congreso en el que Cambiemos está en minoría. Lo que no se pueda negociar con el peronismo en el Congreso, no se hace. A la opinión pública se llevan hechos consumados, no propuestas. No se contempla la posibilidad de presentar una propuesta, debatirla y convencer a la opinión pública y generarle a la oposición un costo alto para rechazarla.

El dogma centra la comunicación en las redes sociales y considera que los medios tradicionales son solo una suerte de “mal necesario” en tanto aún no desaparecieron completamente.

El kirchnerismo, el peronismo, la izquierda, los sindicatos, la Iglesia y los piqueteros fueron siempre más ruidosos y así ganaron la batalla cultural sin que Cambiemos ofreciera resistencia.

En el dogma comunicacional del gobierno, a la gente -excepto el muy minoritario “círculo rojo”- no le interesa el debate político y económico, y la comunicación fundamental del gobierno no se hace debatiendo o proponiendo en los medios tradicionales, sino comunicando logros en las redes sociales.

Cantidad de encuestas sostienen lo contrario, pero la comunicación de campaña -algo tan diferente a la de gobierno- de Cambiemos y el PRO fue tan exitosa que llevó al equipo de Cambiemos a creer que con esa misma fórmula también se podía gobernar.

Una nueva encuesta de la revista Imagen a un panel de RR.PP. y profesionales de comunicación arrojó que los expertos no esperan mucho de estos cambios (la multiplicidad de voceros y el incremento en la información a los medios).

Apenas el 35 por ciento en una encuesta a la que respondieron 68 profesionales de un panel de unos 400 RR.PP. juzga esos cambios positivos. El 53 por ciento cree que no cambiará mucho, mientras que el 9 % incluso los ve negativos.

Por otra parte, la estrategia comunicacional del gobierno es juzgada como regular por el 60 por ciento, y mala y muy mala por otro 28 por ciento. Solo el 10 por ciento juzga acertada la estrategia de comunicación del gobierno.

Si todos los profesionales del sector están tan de acuerdo en que la estrategia de comunicación del gobierno es mala, los mandatarios ganarían mucho escuchándolos.

Porque no solo se trata de un tema de comunicación para que informando correctamente lleguen a la opinión pública más buenas que malas noticias: se trata de que, en una democracia moderna, en situación de crisis económica e incertidumbre, la diferencia entre comunicar bien o mal hace la diferencia entre poder tomar las medidas imprescindibles para superar la situación.

Por eso la encuesta propuso a los profesionales reflexionar sobre el debate crucial de la comunicación de gestión de gobierno: ¿Se critica la comunicación del gobierno, pero su problema en realidad es solo de gestión y no se arregla con comunicación? O los críticos de la comunicación del gobierno creen que buena comunicación mejoraría la gestión.

Pregunta clave del “huevo y la gallina”. Simplificado: ¿El gobierno eligió el “gradualismo” porque nunca se enteró que la comunicación adecuada le podría haber habilitado un plan económico para resolver los problemas estructurales del país? La pregunta es crucial, porque la suba de tasas de la Reserva Federal de EE.UU. impactó tan dramáticamente sobre la economía argentina porque en los dos años previos del gobierno de Cambiemos Argentina no emprendió las reformas necesarias para evitar un nuevo colapso por el déficit fiscal crónico que afecta al país desde hace más de 70 años.

El 50 por ciento dice que coincide con la frase de “buena comunicación mejoraría la gestión”, mientras que 47 por ciento marcó la frase de “critican la comunicación del gobierno, pero su problema es de gestión y no se arregla con comunicación”.

A continuación, algunas frases destacables de los encuestados, muchas veces contradictorias, pero que serían sumamente útiles para los comunicadores del gobierno:

* “No subestimar a la audiencia”

* “Abrirse a los consejos de aquellos que tienen experiencia en gestión de comunión. Cerrarse a los consejos de quienes no la tienen”

* “Un buen asesor en gestión de la comunicación”

* “Seguir recortando la pauta publicitaria”

* “Liderar”

* “Trabajar sobre los contenidos (más allá de los voceros), y en la producción de información. Evaluar los momentos de cada tema comunicacional”

* “Gestionar mejor las expectativas de la población. Ser más cautos. Más autocrítica y menos videos armados en las redes sociales con supuestas llamadas espontáneas”

* “No subestimar a la opinión pública. Unificar criterios entre hechos que comunican y palabras que comunican”

* “Deberían comunicar de forma tal que no permitan la posibilidad de que se generen espacios en blanco que otros llenan con información falsa o imprecisa; dejando lugar a dudas sobre lo que realmente es o sucede”

* “Informar es esencial en esta instancia. Si la solución es entre todos, la sociedad debe compartir día a día todos los datos y componentes que intervienen. El líder comunicativo es muchísimo más eficaz porque genera adhesión y compromiso. Si se pide colaboración, la sociedad debe ser un partícipe igualitario, y no un cliente a quien se deben dar solo resultados”

* “Unificar la comunicación, previo a una estrategia que se comparta y elabore de manera conjunta. Hacer un análisis de lo que se va a comunicar, para saber de qué manera va a impactar a la audiencia en esta situación de crisis por la que atraviesa el País”

* “Vuelvan a las fuentes, trabajen con profesionales del tema”

* “Menos comunicación de gobierno por redes sociales”

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