La consultora de relaciones públicas de Lord Feldman, quien había asesorado a ministros británicos sobre el Covid-19, firmó un acuerdo de 28 millones de libras con el Departamento de Salud británico para brindarle consultoría a Oxford Nanopore, una compañía especializada en testeos de coronavirus contratada por el gobierno.
Aunque Lord Feldman es socio gerente en Tulchan Communications, la firma de lobby y PR contratada por el gobierno, él insiste en que no participó en la adjudicación del contrato. Sin embargo, en documentos publicados por la Oficina del Gabinete se indica que el 1 de abril el secretario de Salud británico Matt Hancock se reunió con Oxford Nanopore y Lord Feldman, ex presidente del partido conservador. En ese momento Lord Feldman trabajaba como asesor no remunerado sobre el Covid para el gobierno, a la vez que se desempeñaba como socio gerente de Tulchan Communications.
Las reglas de lobby requieren que empresas como Tulchan revelen públicamente cualquier comunicación que mantengan con ministros o secretarios permanentes en nombre de los clientes que los contratan. Sin embargo, la consultora dijo que había comenzado a trabajar con Oxford Nanopore el 25 de junio, un mes después de que Lord Feldman dejara de asesorar al gobierno, el 15 de mayo.
Que un funcionario del gobierno beneficie a su propia empresa alarma e indigna en países del primer mundo como Inglaterra, pero los argentinos casi que lo vemos como un hecho normal. Cuando Pepe Albistur, íntimo amigo y testaferro de Alberto Fernández, era secretario de Medios del kirchnerismo, el gobierno nacional pautaba publicidad con su empresa de cartelería, Wall Street.
El Partido Laborista ha realizado un pedido de investigación para conocer si los lobbyistas empleados por el gobierno durante la pandemia se vieron beneficiados por información privilegiada. Cabe recordar que se trata de la segunda situación que generó indignación en los PR ingleses en las últimas semanas: hace unos días, la firma “boutique” de relaciones públicas Admiral Associates se había adjudicado un contrato de casi un millón de dólares sin licitación por trabajos de comunicación en torno a las potenciales vacunas contra el coronavirus.