Miquela: el “bot” que engañó a 3 millones de followers y trabajó para las grandes marcas.

“Perfect your pitch”, postula la empresa PRophet. Se escribe así, con PR con mayúsculas: cómo conseguir la atención -y publicación- de los medios y los periodistas de tu gacetilla con una máquina. Un robot. Adiós a los chichoneos, los cafés y elogios.

Signal, otra empresa de inteligencia artificial, propone vigilar los medios, las redes sociales, la opinión pública, los políticos y la competencia para que los clientes estén siempre alertados de cualquier cosa que pueda pasar en el entorno de los clientes que afecte su negocio y su reputación: un trabajo que hacen consultoras de asuntos públicos y agencias de clipping y monitoreo. Reemplazadas por una máquina.

Pero el colmo de los colmos fue el de la robot influencer Lil Miquela, que supuestamente se llamaba Miquela Sousa, una “influencer digital” o robot diseñada por el estudio Brud, de Los Angeles, que llegó a engañar a más de 3 millones de seguidores que recién dos años después se enteraron que su influencer favorita…. era un robot. En el medio fue contratada por grandes marcas como Chanel, Prada y Samsung. También está Shudu, la “supermodel” negra, y el trend apenas empieza.

Las empresas están convencidas de que los influencers robots son más seguros, porque no cometen errores ni excesos en sus vidas privadas. Y que los RR.PP. pueden ser reemplazados por software de inteligencia artificial, que no se cansa, no toma vacaciones.

Los robots que reemplazan a los RR.PP. no serán genuinos, pero son más veloces, hasta cierto punto mucho más efectivos y económicos.

Giuliana Lueiro, una estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Belgrano, que está trabajando en su tesis bajo el título de La comunicación y las estrategias de influencers virtuales en contraposición con influencers humanos, sostiene que las marcas se están enamorando de estos influyentes fakes.

Cita el caso de Mar.ia, la primera influencer digital mexicana desarrollada por la agencia Leo Burnett para marcas de Unilever en México. En este caso quedaba claro que era un personaje artificial.

Mar.ia habla de recetas de cocina, pero Lil Miquela se mete con temas de cáncer de mama, LGBT, cultura democrática y medio ambiente y atrae a muchos seguidores por ser muy sexy.

La joven investigadora destaca que los influencers virtuales, aun a sabiendas de sus seguidores, generan “influencia” y para las marcas no tienen el riesgo de los reales.

“Son controlables, no se meten en controversias y tienen mayor compromiso con sus causas nobles que los humanos”.

Estos desarrollos significan que los RR.PP. ya empezaron a ser reemplazados por inteligencia artificial, robots y desarrollos digitales. Sin embargo, una encuesta al sector está mostrando que los RR.PP. argentinos no solo no están preocupados, sino que hasta se entusiasman con esas nuevas herramientas para mejorar su trabajo.

Un total de 94 profesionales respondieron la preguntas de este servicio sobre qué saben y si ven en la inteligencia artificial una amenaza o una oportunidad, y, por lo que se va a ver, los RR.PP. están bastante tranquilos. Casi el 60 por ciento está al tanto de que hay esfuerzos por introducir la IA en las PR.

Pero otro tanto dice estar convencido de que la inteligencia artificial puede ser más una oportunidad “para mejorar la efectividad de las PR y asuntos públicos.

Apenas el 3 por ciento dice que teme que los robots pueden ser “una amenaza para los profesionales del sector”. Exactamente un tercio es más prudente y cree que puede ser “un poco de ambas” opciones.

Consecuentemente, casi la mitad dice estar “entusiasmado” con la IA, y el 42 por ciento, afirma que no le preocupa. Apenas el 4 por ciento dice sentirse “amenazado”.

Lo más jugoso de la encuesta -anónima- son algunas explicaciones de los entrevistados: En el caso del consultor Ricardo Sarmiento, dueño de Servicios Regionales del Sur, una agencia de PR, eligió saltar el anonimato y fue muy prudente: “La inteligencia artificial es un paso hacia la deshumanización de una actividad intelectual, emocional y artesanal”, dice el consultor. “La IA no amenaza a los profesionales, amenaza a las relaciones humanas”, dice.

Lo cierto es que lo que hacen los consultores se denomina “relaciones públicas” y esas se basan en -nada menos- que el relacionamiento entre humanos.

“Me pregunto cómo la inteligencia artificial desactivará la hostilidad individual o colectiva contra el sistema productivo”.

Interesante pregunta, la de Sarmiento, en momentos en los que en Argentina el gobierno lanza permanentemente campañas de comunicación para echarle la culpa a los empresarios de la inflación, por ejemplo.

Otros encuestados coinciden con él: “La tecnología mejora procesos pero no alcanza la sutileza y creatividad humana”, dijo uno.  “La discrecionalidad de lo humano no podrá ser suplantada por el aporte de la inteligencia artificial”, dijo otro. “La IA nunca va a poder igualar a la empatía y la serenidad, una mirada a los ojos, o un feedback de un colega”, coincidió otro profesional.

En la vereda de enfrente, los optimistas sostienen que “es una clara oportunidad para mejorar métricas, segmentar mensajes, diferenciar audiencias, etc. Y Permitirá dar un salto cualitativo a nuestra profesión”.

Otro profesional coincide: “La introducción de una plataforma de este tipo ayudará a predecir y a medir. Dos variables donde la profesión siempre ha tenido pocas certezas”.

Y en el medio, los escépticos: “Van a seducir al principio y luego sólo serán una herramienta más”, dijo uno. “Es una herramienta sobrevalorada”, dijo otro. Coincidiendo, dijo otro haciendo una buena síntesis: “es una herramienta que puede ser útil, si no encandila”.