Aunque Capurro y el renunciante CEO Miguel Galluccio terminaron literalmente “a las patadas” en los últimos meses de gestión, el entrerriano le debe a la publicista haber instalado en la opinión pública una imagen de genio con el mote de “el mago”.
Galluccio llega a la petrolera en parte gracias al lobby del entonces gobernador kirchnerista de esa provincia, Sergio Urribarri, cliente de Capurro. Deja la petrolera con un “paracaídas dorado” de 72 millones de pesos.
Sin embargo, en los mercados petroleros no están convencidos de que “el mago” haya hecho ninguna magia. “Es un técnico con know how de petróleo, pero eso no implica que tuviera noción de conducir una empresa”, dice un analista del mercado petrolero desde Francfort, Alemania. “Galluccio no tenía know how de gestión de empresas, y eso se ha visto claramente. Ha quedado en evidencia que no tenía nociones de qué era un plan de largo plazo”, dice el analista y es lapidario: “Se suponía que por lo menos sabía de tecnología shale, pero dilapidó 3.000 millones de dólares en una técnica de exploración vertical, cuando era obvio que se precisaba una horizontal. Orientó toda le gestión a Vaca Muerta. Endeudó a la empresa para eso al 9 por ciento, cuando sus rivales de Estados Unidos lo hacían al 2 por ciento”. El analista -una eximia fuente que desea mantenerse en el anonimato- remate sin piedad: “Una mala praxis pocas veces vista”.
Consecuencia de la mala praxis de “el mago”, Argentina debe cobrar los combustibles más caros de la región para sostener el negocio de la petrolera mayoritaria.
El desafío de Mocorrea es altamente político y el dilema no es menor: ¿achacar la “herencia” de la deuda de YPF a la galera del mago para justificar los permanentes aumentos del combustible? En la comunicación de empresas cotizantes en Wall Street, como es el caso de YPF, es donde más se aplica el método del “auto usado”: por peor que esté, hay que venderlo como joya para mantener la cotización.
Lo cierto es que Mocorrea asume la herencia de Doris antes de tener definido quien será el heredero del CEO, y de él dependerá la estrategia de comunicación. Pero sea quien sea el heredero de Galluccio, Mocorrea deberá gestionar en el medio entre mostrar “que no fue magia” pero que la petrolera está en la mejor condición para recibir préstamos y valorar sus acciones, al tiempo que será mirada como la principal responsable de que las naftas en Argentina estén entre las más caras del mundo, entre otros motivos, para sostener el déficit de la petrolera reestatizada parcialmente.
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