El anterior accidente fue más peligroso, y la comunicación en torno al episodio fue peor aún: la empresa primero había ocultado el problema y luego minimizó la cantidad de cianuro que llegó a los cauces de agua.

Igualmente, otra vez se repitió un pattern que había agravado la crisis en el accidente anterior: los técnicos blanquearon con mucha demora el percance, de manera que la empresa perdió la “ventana de tiempo” de oro en toda crisis, que sirve para anticipar la noticia en los medios, presentar la solución y así evitar mayor repercusión y daño a la imagen.

Pero, como era previsible, el solo hecho de que este incidente se produjera al año del anterior, generó una crisis de imagen grave no solo para la Barrick, sino para todo el sector, ya muy cuestionado por la opinión pública y la política por una percepción de que la minería es altamente contaminante.

“Nos vuelve a tirar para atrás”, reconoce Marcelo álvarez, el presidente de la cámara de empresas mineras CAEM. Pero inmediatamente se entusiasma con la posibilidad de que el nuevo percance sacuda al sector, muy conservador y bastante poco generoso con sus presupuestos de comunicación, porque álvarez había presentado a principios de año un ambicioso plan para que el sector gane en confiabilidad.

El proyecto consistía en desarrollar un código de ética para que se comprometan todas las empresas del sector a respetarlo, y contemplaba la creación de un órgano de control independiente que estuviera formado por universidades y organismos técnicos que fuera más creíble que los gobiernos provinciales, que hoy son los encargados de controlar la actividad minera y -como prácticamente todos los organismos estatales de control en Argentina- no gozan de gran confiabilidad en la opinión pública.

El plan de álvarez, un ex funcionario de la OEA (Organización de Estados Americanos) que estuvo directamente involucrado en las negociaciones de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano, incluye una fuerte campaña de comunicación y publicidad, advertorials y contacto presencial con organizaciones y comunidades para explicar cómo la minería piensa cumplir con los estándares a los que se comprometerá en el código de ética.

“Este golpe, por las discusiones internas que estuvimos teniendo en la cámara, marca un hito en el sector y lo transforma en oportunidad para que reaccionen todas las empresas”, explica álvarez.

Juan Bautista Ordóñez, CEO y veterano de las comunicaciones corporativas, reconoció en una entrevista en el diario La Nación que “tenemos en claro que nuestra credibilidad no está en su mejor momento”.

álvarez remata: “No se admite otra falla, estamos al límite de los errores”.