Clinton cuenta con un equipo de comunicación experimentado, mientras que Trump tiene un aparato de campaña más pequeño con muchas caras nuevas para una campaña nacional.

Los expertos no creen que Hillary sume nuevos asesores, porque ya se ha rodeado de un amplio equipo de experimentados estrategas y comunicadores, muchos de los cuales han trabajado con la familia Clinton durante años; entre ellos se incluye el director de campaña Robby Mook, clave detrás de la campaña presidencial 2008 de Clinton.

En el lado republicano, Trump tiene un círculo muy estrecho de asesores, liderados por el veterano lobista y consultor político Paul Manafort. Según los medios de comunicación, habría una lucha de poder entre Manafort y el jefe de campaña, Corey Lewandowski.

El vicepresidente senior en MSLGroup, Keith Strubhar, agregó que probablemente Trump sume empleados que puedan ayudarlo a llegar a las comunidades minoritarias, en las cuales está muy por debajo de Clinton.

Sin embargo, al equipo de Trump no le interesa tanto la bendición de los líderes republicanos para acceder a la Casa Blanca, señaló Howard Opinsky, jefe de la práctica Corporativa de Hill+Knowlton Strategies y ex asesor del senador John McCain.

“No creo que Trump esté preocupado por tener una gran cantidad de dirigentes del Partido Republicano apoyándolo visiblemente, porque su mensaje no se trata de eso. En su lugar, fue muy claro al decir cuán respetado y admirado es en la comunidad de negocios”, dijo a PRWeek Opinsky. “Ha utilizado a gente como Carl Icahn para establecer una distinción de sus competidores en términos de las capacidades de los líderes empresarios frente a los políticos para dirigir un país”, indicó.

Sin embargo, Trump probablemente no esté teniendo tanto éxito como le gustaría consiguiendo el apoyo de los grandes empresarios.