Eduardo Reina, CEO de Tres Cuartos |
Por Eduardo Reina *
No hace muchas semanas pasó por Buenos Aires Frank Greer, el consultor y analista político que asesoró durante la última campaña a Barack Obama. Su visita fue un éxito, ya que contó con un auditorio colmado que atentamente escuchó al estratega, tal vez con la ilusión de trasladar las experiencias 2.0 del ahora presidente americano, a algún cliente local. Entre sus conceptos más importantes, destacó que veía en la campaña argentina una gran falta de sustancia y contenido. La verdad que el transcurrir de las semanas le dieron la razón.
Frente a la comunicación 2.0 de Obama, los argentinos inventamos el Tinelli 25.0 (de rating). Los muchachos de gran cuñado con sus alicá, alicate, el “estas nervioso” de Néstor y los inolvidables pasos de baile de Francisco dieron la letra en una campaña que demostró carecer de contenido y creatividad. Fuera del gran cuñado se evidencia este vacío en las continuas denuncias de fraude de los candidatos, en la multiplicidad de encuestas, en las operaciones mediáticas de todo tipo, tanto por derecha como por izquierda. Más que una campaña legislativa parecía ser que los candidatos se jugaban la vida y daban todo por ganar, cueste lo que cueste.
Salvo algunas apariciones y los poquísimos debates (2 a nivel país), el resto fueron agresiones. Ni propuestas ni ideas, lo mejor era el desprestigio del otro para sumar. Todo parecía indicar que había que empezar a inclinarse por la comicidad de los personajes.
Así, los que al principio decían que a lo de Tinelli no iban ni locos, empezaron a ver al conductor y a su programa como imprescindibles y de a poquito empezaron a llamar a la producción los que antes no atendían el teléfono. Realmente cuesta creer que lo hacían por decisión propia y hasta es posible que fueran al programa a destajo, pero la fuerza de los hechos parecía indicar que la arena política pasaba por Gran Cuñado. ¿Hasta que punto fue realmente determinante la asistencia de los candidatos a Showmatch? Eso no lo sabemos, pero sí podemos afirmar que ocupó un lugar central en la agenda de los medios, de los candidatos y por lo tanto de la campaña.
Evidentemente para esta elección los políticos han decidido dejar de lado las propuestas y el debate, pero de la vereda de enfrente los medios y la sociedad parecen querer seguir divirtiéndose con los dobles y con el derecho a réplica de los candidatos.
Con las cartas jugadas podemos analizar nuestro caso de campaña. Francisco De Narváez le gano la elección en la Provincia de Buenos Aires a Néstor Kirchner. Desconozco si hubo mediciones con respecto a eso, me inclino a pensar que el quipo profesional de Francisco de Narváez las habrá hecho, pero los que no pudimos ver las encuestas vimos como el día de la elección se entremezclaban los candidatos con los dobles de Francisco, Gabriela, y Mauricio, haciéndole a los “originales” las parodias de los personajes televisivos. Eso es instalación y algunos teóricos plantean que la política es una actividad racional donde los actores calculan y actúan en función de tener el mejor rédito o beneficio colectivo.
Tinelli 25.0 llegó para quedarse y es probable que en las próximas elecciones también se sumen directores teatrales a los comandos de campaña.
* Eduardo Reina es CEO de la consultora Tres Cuartos Comunicación y trabaja para numerosos políticos. Participó activamente asesorando a candidatos en estas últimas elecciones legislativas en la Argentina.
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