Pero el pase de González a Clarín no solo significa que se inicia un período de transición hasta que se acoja a jubilación el actual secretario general, Ricardo “el colorado” Kirschbaum. González no asumiría un cargo idéntico al de Kirschbaum, sino el de líder de una mesa de noticias unificada del portal digital y el papel que llevará a Clarín a una nueva era digital.
Para muchos analistas sería el primer paso a la transición hacia el diario netamente digital que -inevitablemente- se dará en los próximos años. El proceso de caída permanente de las tiradas del papel se está dando desde hace más de una década en todo el mundo de manera más o menos pareja y con poquísimas excepciones, pero se aceleró dramáticamente con el advenimiento de los smartphones y el recambio generacional.
El desafío de los diarios, que ven declinar permanentemente su circulación, es cómo llevar los ingresos publicitarios del papel a lo digital, cuando la competencia allí de Google, Facebook y la venta automática de avisos mediante programas les quita a los medios la supremacía de la pauta publicitaria. González tendrá a su cargo la generación de contenidos que permitan a Clarín esa transición inevitable pero y que hoy no conoce una fórmula que asegure rentabilidad. De hecho hoy para diarios como el Financial Times, la versión en papel es un subproducto mejor al lado del digital. El problema es que el diario económico inglés logró rentabilidad simplemente con las suscripciones pagas a la versión on line. Muy pocos diarios han logrado esa hazaña aún.
Para los analistas, González también llega con la misión de dejar atrás la sangrienta “guerra” entre el Grupo Clarín y el régimen kirchnerista que, para fortuna de la Argentina, ganó el diario.
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