Si tomamos el año 2014, se aprobaron en la Ciudad de Buenos Aires más de 550 proyectos presentados por individuos, fundaciones, asociaciones de amigos de museos y otras instituciones sociales. Mientras que en el 2015, este número se multiplicó alcanzando 1543 iniciativas. Con un abanico muy amplio de proyectos desde la realización de libros hasta la restauración de edificios que conforman el patrimonio cultural porteño: La Muestra de Mondongo en el MAMBA, Le Parc Lumiere en el MALBA, becas de formación artística de la Fundación Julio Boca, la Muestra de Astor Piazzola Revolucionario del Tango en el KONEX, Payasos de Hospital de Alegría Intensiva, la web site de Luis Felipe Noe, Buenos Aires en Celeste y Blanco de Nora Iniesta, la puesta en valor del Taller de Marta Minujin, son solo algunas de las cientos de iniciativas presentadas en los últimos años.
Buenos Aires siempre fue una ciudad muy activa en términos culturales, pero está claro también que las provincias fueron desarrollando sus propios proyectos culturales en los últimos años, aportando a nuestro país y a las comunidades locales iniciativas de gran atractivo y convocatoria. Museos, Centros Culturales, Festivales, Muestras de Arte se multiplican a lo largo y ancho de nuestro país. Imaginen entonces si a este impulso que ya existe en el interior, le sumamos una Ley de Mecenazgo que permitirá descubrir iniciativas locales que hasta ahora no tenían forma de mostrarse.
Queda claro entonces que los artistas e instituciones vinculadas con la cultura en el término amplio de la palabra encuentran en este plan una gran oportunidad para exhibir sus obras, mostrar sus trabajos, sus ideas, preservar el patrimonio nacional.
Pero, ¿qué proceso deben recorrer las empresas para no convertirse solamente en un dador de financiamiento, sino en un mecenas con un propósito y perfil pertinente?
Considero que todas las empresas tienen en su ADN un valor o principio que permite ser el disparador de una estrategia de gestión cultural que les permitirá definir qué tipo de proyectos apoyar o desarrollar. Mecenazgo es una gran oportunidad para encontrar un propósito afín a su perfil, y de esta manera empezar a caminar el mundo de la cultura. La ley de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires prevé dos formas de participación: apoyar las iniciativas en el anonimato, o sumar aportes para asociar su imagen al proyecto. Habrá que ver como se define este aspecto en la ley de alcance nacional, pero si las empresas logran crear una estrategia de gestión cultural alineada con su misión y visión, desarrollar una campaña de comunicación alrededor de las iniciativas permitirá sumar atributos positivos a su imagen.
Tengamos en cuenta además, que las iniciativas culturales son transformadoras de la sociedad, y de la misma manera en que las empresas se han comprometido con sus estrategias de RSE a impulsar el desarrollo de las sociedades en donde están inmersas, hoy se enfrentan al desafío de contribuir al crecimiento de las comunidades a través de la cultura.
*Presidente de Personally Inside PR
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