Las buenas PR obligan a mantener rígidos estándares éticos

De acuerdo con un estudio financiado por el Centro Arthur W. Page para la Integridad en la Comunicación Publica de la Universidad Estatal de Pensilvania, la gente de PR está cerca de la cima en el pensamiento ético comparada con otros profesionales.

Los expertos Renita Coleman y Lee Wilkins utilizaron como muestra la base de datos de firmas de PR de la publicación especializada O”Dwyer y una herramienta llamada Prueba de Asuntos de Definición (DIT, según sus siglas en inglés) para medir empíricamente el desarrollo moral de los profesionales de PR.

Coleman y Wilkins son profesores de la Universidad de Texas en Austin y de la Universidad de Missouri-Columbia, respectivamente.

La DIT planteó seis dilemas éticos y analizó el razonamiento en cinco áreas: cuestiones de negocios, motivos internos, verdad y respeto, influencias religiosas e influencias externas.

Mientras los seminaristas y los filósofos fueron claramente los más éticos, los PR pros se alinearon junto con los periodistas, las enfermeras y los estudiantes de odontología, y dejaron atrás a los cirujanos ortopédicos, los empresarios, los estudiantes de contabilidad y los estudiantes de veterinaria.

Al final de la lista se ubicaron los estudiantes de la escuela secundaria, quienes obtuvieron incluso peores resultados que los internos de prisión. Esto no es sorprendente, puesto que la edad y la educación son factores clave en el desarrollo ético.

Los investigadores expusieron los aspectos laborales que explican la sorprendente ética de los relacionistas públicos: “Para cumplir con su función, los profesionales de PR tienen que mantener la confianza de ambas partes, pero en particular la confianza de los periodistas, quienes ya son escépticos de su papel institucional y sus motivaciones individuales. Por consiguiente, la honestidad para con quienes reciben información es crítica en la práctica eficaz de las relaciones públicas”, aseguraron a Mediabistro.com.