Bicarelli: Viene un equilibrio de poderes, y el Congreso volverá a ser el ámbito natural del lobbying empresario |
Por Esteban Bicarelli *
La etimología del concepto lobbying tiene dos posibles orígenes aceptados. Uno de ellos se remonta a varios siglos atrás en el que los representantes de intereses particulares dialogaban con los legisladores en la antesala del recinto del Parlamento inglés. El otro se refiere al encuentro en el lobby de un hotel de Washington -ubicado a cuadras del Congreso estadounidense- entre productores y comerciantes con los legisladores que allí se alojaban. Sea cual sea el origen que se reconozca, tanto en Estados Unidos como en Europa -con independencia de las diferencias entre el sistema presidencialista y el parlamentario- el ámbito por excelencia para canalizar las demandas de sectores particulares es el Poder Legislativo.
En Argentina, con marcado énfasis en las gestiones kirchneristas, la gestión de las demandas particulares se viene realizando en el Poder Ejecutivo -no sólo en la Quinta de Olivos sino también en dependencias del Ministerio de Planificación y de algunas Secretarías estratégicas. Sin embargo, la defensa de intereses sectoriales podría volver a tomar curso en su ámbito natural, si el Parlamento que se conformará tras el 28 de junio congrega mayor número de fuerzas de la oposición. Ante un equilibrio entre ambos poderes del Estado, las decisiones del Ejecutivo no podrán ser vehiculizadas en leyes de rápida y fácil sanción.
Históricamente, las elecciones de mitad de término son un indicador de la evaluación de una de gestión de Gobierno. Por ende, un resultado positivo en las elecciones legislativas es tomado como una ratificación del rumbo de la Presidenta; un resultado negativo, marca el comienzo de una probable alternancia partidaria que se podría concretar en las elecciones de 2011. De allí la importancia que el Ejecutivo y las fuerzas de oposición le otorgan y, por ello, promueven candidaturas fuertes en los distritos claves -Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza-. En este contexto es que -desde la óptica del kirchnerismo- podrían interpretarse las llamadas “candidaturas testimoniales” -que bien podrían ser un “globo sonda” y, finalmente, no concretarse la avalancha de gobernadores e intendentes que encabecen las listas- así como la necesidad de instalar una “alerta” a los electores de que de no apoyar a los ejecutivos -a nivel nacional, provincial y municipal- el país será ingobernable; la contracara del argumento de votar por la gobernabilidad. Por su parte, las oposiciones (en plural) buscan posicionar los liderazgos internos de los principales referentes que se congregan, principalmente, en dos alternativas; por una parte Macri, De Narváez y Solá y otros aliados -que surgirán, seguramente, de cargos ejecutivos del interior del país- y por el otro los radicales -con la reincorporación de los expulsados cobistas y los que migraron a la Coalición Cívica + socialismo. Así, las figuras de Mauricio Macri / Felipe Solá y Elisa Carrió / Julio Cobos / Hermes Binner analizan la mejor forma de capitalizar estas elecciones con miras a las elecciones presidenciales.
La mayoría de los pronósticos, basados en encuestas de opinión pública, señalan que el Gobierno Nacional perderá la mayoría con que contaba en ambas cámaras y no llegaría, por más acuerdos que sellen con aliados y provinciales, a los 129 diputados a mantener el quórum propio. Ello le impedirá imponer temas sin demasiado consenso como ocurre hasta ahora y lo obligará a negociar cada proyecto. A la diáspora de legisladores que viene teniendo lugar hace casi un año se le suma la articulación del llamado “peronismo disidente” y la falta de apoyos de fuerzas minoritarias que le facilitaban al Gobierno una sanción rápida de leyes. En Diputados, la Casa Rosada pondrá en juego 61 bancas de kirchneristas puros, casi la mitad (48%) de los 127 escaños que se renovarán. Si nos detenemos en el caso particular de la provincia de Buenos Aires, de las 35 bancas que se renuevan, el kirchnerismo pondrá en juego 25, con lo cual es posible conjeturar que no logrará equiparar la fuerza con la que contó en los últimos años. Asimismo, el escenario es más complicado aún en otros distritos claves -aquellos que numérica y simbólicamente tienen más peso electoral- como la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. En la Cámara Alta, la actual bancada oficialista vería reducido su composición de 40 senadores -sin incluir a los santafesinos Reuteman y Latorre que ya formaron bloque propio- a 36 legisladores leales, lo que le hará perder el quórum propio -que se alcanza a partir de 37 senadores-. Los temas más complicados que antes los ingresaban por el Senado ahora también serán sometidos a una fuerte discusión.
Aún para los más fieles lectores de este espacio, no es secundario poner de relieve que de constituirse un Parlamento más dinámico, más permeable a tomar decisiones alejadas del Ejecutivo, ello redundará en un interés más activo por hacer llegar demandas que hasta ahora no tuvieron eco de resonancia en la administración central. El 10 de diciembre de 2009 se producirán muchos cambios a tener en cuenta y que determinarán un nuevo mapa de interlocutores para cualquier especialista en asuntos públicos. Se trata no sólo de los nuevos miembros en ambas Cámaras sino también de las autoridades a cargo de las Cámaras -Presidente y Vicepresidentes-, los Jefes de Bloque y la composición de autoridades dentro de cada comisión, entre otros. A modo de ejemplo no se descarta la posibilidad de que el propio Néstor Kirchner se convierta en figura clave en este nuevo Congreso al asumir la Presidencia de la Cámara baja quedando dentro de la línea sucesoria en el gobierno ejerciendo un rol de gran influencia en los temas que por aquí pasen. Sin embargo, hay que tener en mente que transcurrirán varios meses entre la proclamación de los legisladores electos y su asunción. Así, entre el 29 de junio y el 10 de diciembre el Ejecutivo -ya con los resultados de una convocatoria electoral que le fue adversa- podría forzar muchos proyectos en estudio que a partir de diciembre ya no podría despachar con facilidad.
¿Es acaso el escenario óptimo para los lobbyistas que el legislativo esté enfrentado al ejecutivo? La respuesta a ello no es unánime. Lo que sí debe entenderse es que nuestro sistema político no puede ir de un extremo al otro del péndulo; de escribanía del Ejecutivo a poder antagónico.
* Periodista parlamentario y experto en public affairs, socio fundador de la consultora BL Asuntos Públicos
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