John W. Rendon Jr, CEO de The Rendon Group

Stars and Stripes, el órgano oficial del Ejército de los Estados Unidos, informó una semana atrás que la agencia de relaciones públicas norteamericana The Rendon Group estaba investigando a los periodistas enviados a Afganistán para verificar si sus coberturas pasadas habían retratado positivamente el accionar de los militares.

The Rendon Group dijo que estaba revisando los artículos recientes de los reporteros y “determinando si la cobertura había sido “positiva”, “negativa” o “neutra”, de acuerdo con los objetivos de cada misión”. Cualquier reportero que quisiera “integrar” las fuerzas estadounidenses debía ser sujeto de la investigación de “antecedentes” que estaba efectuando la consultora, que trabaja para el Pentágono desde 2005.

Finalmente, después de duras críticas, el Pentágono anunció la finalización del contrato con la Rendon. El contralmirante Gregory J. Smith dijo a Star and Stripes: “Como encargado de la comunicación estadounidense en Afganistán, quedó claro que la cuestión del apoyo de Rendon al Ejército en el país de Oriente Medio se había convertido en una distracción”.

Por su parte, el Departamento de Defensa norteamericano negó que los periodistas fueran rechazados por los informes de la consultora. Aunque días atrás, un oficial de Asuntos Público de la división Aerotransporte 101 dijo que se había basado en las conclusiones contenidas en los perfiles de Rendon para rechazar al menos a dos periodistas.

En una declaración en su sitio web, The Rendon Group aseguró que los perfiles que generaba no constituían rankings de periodistas, y que no eran “la base sobre la que se decidía aceptar o rechazar las solicitudes de los profesionales de la comunicación”.
La declaración no menciona que los perfiles sugerían cómo darle forma a la futura cobertura de los reporteros.

La consultora Rendon ayudó a crear el Congreso Nacional iraquí -apoyado por los Estados Unidos- que proporcionó la información falsa de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Aquella fue la justificación de la administración Bush para la invasión de 2003. La controvertida agencia de PR también trabajó en Colombia, Haití, Kosovo y Zimbabwe.