Según el informe, la confianza personal en Obama elevó la imagen de los EE.UU. en muchos países

Actualmente Estados Unidos está disfrutando de su imagen más favorable a nivel global en años, de acuerdo con los datos recolectados por el think tank Pew Research Center (PRC). El informe “Pew Global Attitudes Project”, que incluye opiniones de personas de 57 países durante los últimos ocho años, fue presentado el pasado 4 de marzo en el Comité de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos.

Estas encuestas reflejan la subida del antiamericanismo en el mundo durante la mayor parte de la década pasada. La imagen de los EE.UU. se vio perjudicada en muchos países después de la invasión a Irak y permaneció baja hasta 2008. En 2009, comenzó a observarse un renacimiento de la imagen del gigante americano en muchas partes del mundo, a raíz de la confianza en su nuevo presidente, Barack Obama.

A mediados de 2009, las opiniones de los Estados Unidos en Europa occidental, así como en los principales países de Asia y América latina, ya eran tan positivas como al principio de la década, antes de que George W. Bush asumiera la presidencia. La mejora de la imagen americana fue evidente sobre todo en Europa occidental, donde había permanecido muy baja por muchos años. Por ejemplo, en Alemania saltó del 31% en 2008 al 64% en 2009. Un aumento comparable se registró en Francia (del 42% al 75%).

En Argentina, a pesar de un importante crecimiento de 16 puntos, la imagen de los Estados Unidos continúa llegando apenas al 38%.

En contraste, hubo pocos indicios de mejoría de la imagen de EE.UU. en el mundo musulmán. Las opiniones en Oriente Medio permanecieron en gran parte desfavorables, a pesar de algunos movimientos positivos en los números en Jordania y Egipto. El fuerte resentimiento hacia EE.UU. continuó en Turquía, los territorios palestinos y Paquistán, sin importar el cambio de presidente. La clara excepción en el mundo musulmán fue Indonesia, donde la gente valora los lazos de la familia Obama con el país (Barack vivió algunos años de su infancia en Jakarta) y donde la imagen del gigante americano ascendió del 37% al 63 % entre 2008 y 2009.

El análisis de las encuestas del Pew Research Center arrojó que la confianza personal en Barack Obama, antes que la opinión sobre su gestión y sus medidas políticas, es el motor que propulsó el resurgimiento de la imagen estadounidense en muchos países. La creencia de que Obama “hará lo correcto en asuntos internacionales” es casi universal en los países occidentales, donde la carencia de confianza en el presidente Bush se mantuvo durante casi todo su mandato. En Francia y Alemania, más de nueve de cada diez personas expresan su confianza en el nuevo presidente americano, excediendo incluso los porcentajes alcanzados por Nicolas Sarkozy y Angela Merkel en sus propios países.

En Asia, el optimismo respecto de Obama fue casi igual de alto, con el 85% de los japoneses y el 81% de los surcoreanos expresando su confianza en el presidente americano, y porcentajes apenas inferiores en India (77%) y China (62%).

En América latina, el 76% de brasileños expresó su confianza en Obama, como hizo la mayor parte de los argentinos (61%), a pesar de su opinión generalmente escéptica hacia los EE.UU. (en 2008, Bush había obtenido apenas un 7% de confianza).

Incluso en países musulmanes, donde EE.UU. sostiene una histórica impopularidad, un significativo porcentaje de personas expresaron su confianza en Obama. En Egipto y Jordania, el 42% y el 31%, respectivamente, dio el visto bueno al mandatario. Esto representa una enorme mejora comparado con las opiniones sobre el presidente Bush en 2008. Pero en Paquistán y los territorios palestinos, los números de Obama fueron apenas ligeramente mejores que los pobrísimos obtenidos Bush.

Además, en Oriente Medio la gran mayoría continúa dudando de que Obama pueda ser imparcial en relación con la disputa palestino-israelí; esa fue la opinión de más del 60% de los jordanos, egipcios y libaneses.

Para concluir, los expertos de Pew Research Center, resaltaron que dado que los cambios en la opinión sobre EE.UU. se deben principalmente a una confianza personal en el nuevo presidente, estas tendencias pueden ser más frágiles de lo que serían si hubieran estado basadas en opiniones sobre sus decisiones políticas.