“Es la gripe, estúpido”, diría hoy James Carville, hombre de Clinton y Scioli

Por Diego Dillenberger.-

Dos dichos en aparente contradicción: “Es la economía estúpido”, que pertenece a James Carville, el famoso asesor electoral de Bill Clinton que no logró ayudar a que el gobernador y candidato a diputado testimonial Daniel Scioli hiciera una mejor elección frente a Francisco De Narváez el 28 de junio.

La otra frase famosa es “basta la salud”. Nadie sabe a quien atribuírsela, pero sintetiza el nuevo talón de aquiles de la imagen del gobierno del matrimonio Kirchner en la Argentina: la crisis económica puede ser un factor clave para que el gobierno siga perdiendo aceptación, pero la epidemia de gripe y el mal manejo de la crisis pueden ser mucho peores.

Una encuesta sobre la percepción del manejo de la epidemia por parte de las autoridades encargada a un encuestador confiable por una empresa no será publicada por lo negativo de sus datos, que demuestran que la opinión pública rechaza ampliamente la forma en que el gobierno nacional está manejando el problema.
Y aquí se trata de vidas y no de pérdidas económicas. ¿Será consciente el gobierno de esto?

Sea cierto o no, la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, hizo trascender que propuso posponer las (adelantadas) elecciones para evitar un shock de propagación del virus el día de los comicios en el que millones de argentinos se congregaron en las escuelas. Dos días más tarde se ordenó cerrarlas, se cambió de ministro y se blanquearon los casos sospechosos de contagio, que pasaron de menos de dos mil a más de cien mil de la noche a la mañana. Así, con el trasfondo de una ya tradicional desconfianza en las estadísticas oficiales, el caldo para la psicosis y una ola de repudio al gobierno estaba listo: se miente con las cifras de la economía y ahora también con las cifras de la epidemia de gripe, piensa la mayoría.

Qué dice la encuesta que no se publicará por temor de la institución que la encargó al enojo del gobierno: que el 70 % de la gente, en Capital, considera que el gobierno está manejando mal o muy mal la epidemia de gripe y el 75 % cree que el gobierno es más o menos responsable por retrasar la declaración de emergencia. Luego se supo, para bochorno de toda la clase política argentina, que el país tenía declarada la emergencia sanitaria desde 2002. Esto no evitó que se propagara el dengue, plaga que regresará no bien amaine la epidemia de gripe, en primavera.

Actualmente hay una serie de consultoras y asesores de comunicación concentrados en la comunicación de las medidas para combatir la epidemia de gripe (ver nota aparte). Mucho más aún que el nuevo ministro de economía, esos expertos en comunicación tienen en sus manos la llave para que la imagen del gobierno no se agrave aun más de lo que está. Otras encuestas preliminares están arrojando que la imagen del gobierno inmediatamente después de la derrota electoral se está acercando peligrosamente al nivel en que estuvo la trágica gestión de Fernando de la Rúa antes de irse de la peor manera. En aquel entonces el detonante de la ola de descontento fue solamente la economía.